The bungalow: foundation of the urban heritage of Ensenada, Baja California, Mexico
Alejandrina Itandehuit Juárez Terriqueza, Luis Fernando Guerrero Bacab, Claudia Marcela Calderón Aguilerac
aUniversidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, e-mail, ORCID, Google Scholar
bUniversidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, e-mail, ORCID, Google Scholar
cUniversidad Autónoma de Baja California, e-mail, ORCID, Google Scholar
Recibido: 21 de octubre de 2020 | Aceptado: 19 de mayo de 2021 | Publicado: 01 de agosto de 2021
CC BY-NC-ND
Resumen
En la Costa del Pacífico norteamericano la mayoría de las edificaciones históricas que constituyen las estructuras urbanas emplean formas y sistemas constructivos que se difundieron a finales del siglo diecinueve a través de modelos prefabricados y distribuidos por todo el continente americano. La ciudad de Ensenada se localiza al noroeste de México en esta franja costera, y sus técnicas de construcción tradicionales son el adobe y los sistemas de entramados de madera llamados Balloon frame y Platform Frame. La desaparición del patrimonio edificado que aún persiste dentro de determinados conjuntos geográficos empleando dichas técnicas, incide en la transformación negativa de la identidad local. Muchas de esas estructuras patrimoniales que aún perviven, en su mayoría viviendas, son el resultado de la adaptación constructiva y medio ambiental del bungalow californiano e inglés. Su supervivencia y legado evidencian una manera saludable y ecológica de vivir desde hace más de cien años. Este trabajo tiene como objetivo analizar el origen, el desarrollo y las adaptaciones constructivas del bungalow en Ensenada, a través de la combinación metodológica de tipología e interpretación histórica. Se presentan algunas reflexiones sobre las formas y modos de apropiación a través de la configuración del espacio y sus diferentes manifestaciones desde una perspectiva patrimonial y ambiental. Los resultados de esta investigación demuestran la importancia simbólica para sus habitantes, y el potencial de este patrimonio como medio para elevar la calidad de vida de la comunidad local desde la sostenibilidad.
Palabras clave: Patrimonio urbano; Tipología; Bungalow
Abstract
On the North American Pacific Coast, most of the historic buildings that make up urban structures employ forms and construction systems that were disseminated at the end of the nineteenth century through prefabricated models and distributed throughout the American continent. The city of Ensenada in the northwest of Mexico is in this coastal strip, and its traditional construction techniques are adobe and wooden framework systems called Balloon frame and Platform Frame. The disappearance of the built heritage that persists within certain geographic areas using these techniques, affects the negative transformation of local identity. Many of those heritage structures that still survive, mostly homes, are the result of the constructive and environmental adaptation of the Californian and English bungalow. Their survival and legacy show a healthy and ecological way of living for more than a hundred years. This work aims to analyze the origin, development, and constructive adaptations of the bungalow in Ensenada, through the methodological combination of typology and historical interpretation. Some reflections on the forms and modes of appropriation are presented through the configuration of space and its different manifestations from a heritage and environmental perspective. The results of this research demonstrate the symbolic importance for its inhabitants and the potential of this heritage as a means to raise the quality of life of the local community from sustainability.
Keywords: Urban Heritage; Typology; Bungalow
Introducción
La arquitectura doméstica, al ser una expresión material de los modos de vida de las sociedades, es reconocida como una fuente permanente, dinámica y continua de conocimiento (Preziosi, 1979). Además, el estudio de su origen, desarrollo y estado de conservación puede contribuir, con sus respuestas, a ciertas necesidades técnicas y de adaptación ambiental a un determinado sitio.
En el presente texto se trata al bungalow como un hecho urbano estrechamente relacionado con la caracterización de la ciudad de Ensenada, en Baja California. El estudio se dirige en particular a su transformación física, puesto que en sus orígenes éste fue un modelo de vivienda importado por colonos anglosajones, adaptado y adoptado por las comunidades en distintos sitios del continente americano. Por mencionar algunos ejemplos, estas edificaciones se pueden encontrar en las costas de Canadá, Estados Unidos, México, Brasil, Argentina, Chile y Puerto Rico.
Como punto de partida, se identifica al bungalow como una forma de habitar y construir, heredada tras un largo peregrinar conceptual, tanto en América como en otras partes del mundo. En su origen, era una vivienda particular del periodo preindustrial de la cultura rural bengalí de la India, unifamiliar y comúnmente de un nivel de altura (Ferry, 2014; Savage, 2015; Desai et al, 2016). Su nombre proviene de la palabra “bangla”, que significa “de, o perteneciente a Bengala” (King, 1982).
Como consecuencia, lo que hoy en día se conoce como bungalow, objeto central del presente análisis, es una adaptación de la vivienda de campo producida en masa y exportada a partir de 1880 por Inglaterra (King, 1982; Piñeira,1995). En el continente americano específicamente, la edificación pasó de ser un espacio de descanso y recreación, a una vivienda permanente. En la zona de estudio, este tipo de vivienda actualmente forma parte de estructuras urbanas y rurales con distintos usos de suelo. Su incorporación al paisaje regional se debe a una serie de acontecimientos históricos profundizados más adelante.
En la ciudad de Ensenada la importación de dichas formas ha jugado un papel fundamental en los procesos de identidad. La comunidad, además de configurar el espacio heredado, lo ha modelado con expresiones tradicionales y contemporáneas.
Desafortunadamente, algunas de estas acciones no siempre han sido adecuadamente implementadas. Este hecho se ve reflejado en las múltiples viviendas que han sufrido grandes alteraciones físicas, incluso siendo objeto de demoliciones parciales o totales, a consecuencia del abandono derivado del cambio de uso de suelo, o de las malas decisiones constructivas que aceleraron su degradación material. Los sistemas de construcción empleados en sus orígenes, además de ser desconocidos por especialistas de la arquitectura, son también poco valorados por sus habitantes.
Sin embargo, dentro del conjunto urbano de la ciudad perviven casos singulares, bungalows construidos con base a sistemas tradicionales, de entramados de madera, de adobe o de albañilería de ladrillo. Y, aunque son pocas las unidades que aún se conservan de manera integral, su pervivencia da pauta a la posible valoración de las técnicas constructivas y sus diversos significados y comportamientos asociados a las formas estructurales actuales (Rapoport, 1969).
Con el objetivo de generar bases para el desarrollo de conceptos e instrumentos confiables para la conservación del patrimonio edificado a escala doméstica, el presente trabajo se centra en la valoración constructiva de los procedimientos tradicionales que proyectan el panorama histórico y sus patrones de asentamiento en el espacio doméstico. Además, se reconocen las posibles soluciones a los problemas urbanos y arquitectónicos que perjudican la calidad de vida de la comunidad.

Consideraciones sobre patrimonio edificado y tipología
Se reconocen como condiciones ambientales a las características de índole social, cultural y geográfica que moldean la forma y la función simbólica de la arquitectura y sus entornos. Adicionalmente, la tecnología, la construcción y los materiales se identifican como factores modificadores del medio ambiente físico de la arquitectura, que facilitan y hacen posibles o imposibles ciertas decisiones sobre ésta, desde las aspiraciones de vida familiar y comunitaria (Rapoport, 1969).
Sin pretender ahondar en los paradigmas que han guiado la salvaguardia de los bienes y espacios históricos heredados, se parte de que el patrimonio cultural es todo aquello que el ser humano reconoce, valora y desea conservar para transmitirlo a generaciones futuras (González-Varas, 2006). En el contexto internacional, el campo de estudios sobre conservación de patrimonio incorpora, por tanto, aquellos bienes tangibles (objetos y estructuras) e intangibles (tradiciones y conocimientos) del pasado, que se relacionan con diferentes ambientes culturales (Jokilehto, 1993).
El estudio del patrimonio edificado va encaminado al análisis de entidades concretas, objetos materiales accesibles a la percepción sensorial que promueven a la vez interpretaciones subjetivas de su contenido abstracto (Presiozi, 1979). La estabilidad del objeto material heredado “responde a las valoraciones sociales, ideológicas e intelectuales que son cambiantes y discontinuas”, para lo que se conciben procesos de transformación singulares que responden a tendencias históricas influyentes (Vit, 2017, pág. 8).
En el presente artículo, el interés se centra en las experiencias y cualidades específicas de los logros pasados ante soluciones de carácter ambiental, así como en el impacto de los cambios valorativos de la sociedad moderna que causan la destrucción de los bienes culturales. La reflexión tipológica se convierte en una base esencial para confrontar la interpretación entre lo material y sus diversos significados.
Se entiende como tipología arquitectónica a la disciplina que identifica las características compositivas de los inmuebles mediante la ejecución de dos etapas complementarias: el análisis, basado en la abstracción de elementos esenciales y principios de organización; y la síntesis, que consiste en la integración y formulación de conceptos que permiten dar operatividad a tales relaciones (Guerrero, 1998). El tipo se asocia con la idea de una estructura formal que, como enunciado lógico, ayuda a exponer de manera general las condiciones esenciales de relación entre los componentes de las obras, y como clave analítica para identificar las tendencias culturales imperantes en diferentes momentos de la historia (Martí, 1993).
A partir del interés por ampliar el conocimiento del bungalow y su relación con la estructura urbana de Ensenada, la metodología que se empleó para la investigación se centró en la combinación entre el método cualitativo y el de interpretación histórica (Groat y Wang, 2002). Por un lado, el análisis histórico-tipológico proporcionó herramientas para la recolección de información de campo, y, por otro, el método cualitativo ayudó a reconocer y enmarcar la presencia social y cultural del fenómeno.
En esta conexión, se formularon tres principales estrategias. La primera involucró la revisión teórica y documental sobre el tema, a fin de identificar los aspectos clave; la segunda incluyó la recolección de fuentes primarias y empíricas, a través de la inspección visual y levantamientos arquitectónicos. Luego, se hicieron algunos ajustes para complementar los datos obtenidos, para lo que se realizaron encuestas a informantes locales y entrevistas a actores clave. Posteriormente se hizo una amplia revisión de archivos e interpretación de documentación histórica y gráfica de tesis, libros, acervos fotográficos y digitales.
El análisis histórico-tipológico sirvió como eje organizador y como elemento primario de interpretación de la dinámica urbana (Rossi, 2015). El bungalow y su función doméstica se presenta como un documento vivo que permitió reflexionar sobre sus preexistencias, y replantear las acciones de conservación e intervención con miras a generar bases sólidas para que las instancias encargadas de la conservación patrimonial puedan implementar futuras acciones de salvaguardia.
No se puede conservar lo que no se valora, ni valorar lo que no se conoce, por lo que se hace necesario partir de la identificación de la singularidad de las obras para poder contar con elementos para su posible defensa.

El medio natural y cultural
Ensenada es un asentamiento costero ubicado al noroeste de México, cercano a la frontera con California, Estados Unidos. Su singular territorio está delimitado por las costas del Océano Pacífico y del Golfo de California. Ocupa una superficie equivalente al 3.6% del territorio de la República Mexicana.
La geografía de la región adquiere condiciones únicas con relación al resto de México, tanto por su latitud que corresponde a la parte más septentrional del país, como por su relación con el mar y las montañas. El clima predominante es templado semi seco, con una temperatura media anual de 20°C; los meses más calurosos son de mayo a septiembre, con una máxima de 39°C, y los más fríos, de noviembre a febrero, con temperaturas mínimas de 3.5°C.
En Ensenada se definen dos unidades geomorfológicas: valles y sierras. La ciudad se asienta sobre planicies costeras, por lo que las condiciones climáticas se ven afectadas periódicamente por las corrientes eólicas predominantes, con vientos fríos que provienen del flujo de aire marítimo de California que corre de norte a sur; y los vientos calientes y secos derivados de las corrientes de alta presión que descienden del noroeste a suroeste. Estos últimos son conocidos como “Condición Santana”.
Por otra parte, es importante hablar sobre la vulnerabilidad sísmica del contexto, pues, dada su cercanía con la falla de San Andrés, se tiene siempre latente la posibilidad de terremotos, así como de tsunamis. Ensenada pertenece a la Región “C” de la Zonificación que realiza el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED, 2014). Este dato es relevante puesto que las culturas constructivas desarrolladas desde la antigüedad aprendieron a convivir con estas condiciones, y a evitar que se convirtieran en un peligro, mediante un diseño adecuado para enfrentarlas.
El municipio de Ensenada tiene 550,252 habitantes de los cuales 279,765 viven en las áreas urbanas del centro de población. La situación fronteriza de la ciudad y la presencia del puerto han hecho que durante décadas los movimientos migratorios hayan sido un componente clave dentro de la dinámica socioeconómica. El turismo se ha convertido en una de las principales fuentes de ingresos, desplazando a las actividades originarias, como la agricultura y la pesca.
El puerto posee un alto movimiento comercial con acceso a la Cuenca del Pacífico, la Costa oeste de Estados Unidos, y países de Oriente. Asimismo, al norte de la ciudad se ubica un valle vinícola y al sur un valle agrícola. Ambos son partícipes de actividades que influyen en el flujo económico.

La ciudad y puerto de Ensenada se fundó en 1882, periodo en el cual los promotores inmobiliarios estadounidenses se convirtieron en participantes activos en la historia urbana de México. En aquel momento Estados Unidos se había posicionado como el principal inversor extranjero en el país. Baja California era una de las entidades federativas más despobladas, por lo que, en ese entonces, parecía destinarse a ser el escenario en el que la economía de ambos países se apoyaría mutuamente (Piñera, 1995).
Los orígenes de la ciudad se vieron influenciados indirectamente por las migraciones de Europa hacia los Estados Unidos tras el fuerte impacto del crecimiento económico de California a finales del siglo XIX, que apoyó el resurgimiento político y administrativo en la región.
La inversión urbana en Ensenada se gestionó desde San Diego, puerto vecino ubicado en la frontera. De 1882 a 1886, la compañía estadounidense The International Company, encargada de la colonización de las tierras, se comprometió a promover el desarrollo de la ciudad, atrayendo la afluencia de colonos estadounidenses y europeos, pero en 1891 The Mexican Land and Colonization Company, conocida como “La Compañía Inglesa”, tomó su lugar. El británico que se encontraba a cargo de la empresa había fungido como mayor a cargo del imperio británico durante 17 años en la India, hecho que se vincula con la incorporación del bungalow en la región (Piñera, 1995).
Antes de la llegada de las concesionarias extranjeras, en la bahía de Ensenada habitaban escasos pobladores que construían con materiales naturales locales, entre los que predominaba la tierra. Su cultura constructiva provenía de conocimientos tradicionales que combinaban el ancestral uso indígena de sistemas entramados que se conocen en México como bajareque, y las enseñanzas llevadas desde el centro del país por los misioneros españoles durante la época virreinal, basada en el uso de mamposterías de piedra y adobe (Guerrero, 2014).
Pero para principios del siglo veinte, los habitantes mexicanos y extranjeros que residían en la ciudad ya habían comenzado a asimilar la técnica, las formas y la estética de los productos industriales estadounidenses y europeos. Entre ellos destaca el bungalow, una vivienda prefabricada en Inglaterra, Chicago y California. Las formas arquitectónicas y paisajistas expresaban la ideología de los modos de vida suburbanos y modernos que iniciaron en Los Ángeles y San Diego, California, en conjunción con rasgos, actitudes y tradiciones de la cultura mexicana.
La traza urbana que surgió de la fundación de la ciudad es predominantemente ortogonal, y el sector central se compone de edificaciones de usos comerciales, pesqueros, gastronómicos, de recreación, turísticos y domésticos. La tendencia de crecimiento en la escala es horizontal, la mayor parte de los edificios que la componen consta de dos a tres niveles de altura, aunque en las últimas décadas empiezan a surgir inmuebles que rebasan los cinco niveles.

Componentes del bungalow y sus procesos de transformación
La tipología del bungalow se manifiesta en dos estrategias estructurales. La primera pertenece al sistema de entramados de madera denominado balloon frame (marcos de globo), y la segunda al platform frame (sistema de plataforma). Estos recursos constructivos constan de una estructura básica que se rige por una serie de marcos colocados como planos seriados, conformados por vigas horizontales y verticales como soporte de pisos y techos. Las partes individuales que forman los marcos se conectan con distintas uniones, a veces reforzadas con vigas diagonales, cada una diseñada para contrarrestar las fuerzas cortantes (Yorke, 2010).
El balloon frame consta de una estructura principal a base de listones de madera unidos por clavos, y contempla numerosas piezas que permiten su fácil y rápida construcción. El platform frame se reconoce como una “estructura de entramado sin rigidez, con la adición de una plataforma que eleva el volumen del edificio del nivel de piso. Ambas técnicas fueron producto de importación y actualmente su uso es frecuente en los Estados Unidos. No obstante, al no poseer la materia prima, en México sólo se observan en aquellas viviendas que fueron construidas desde principios del siglo XIX, hasta mediados del siglo XX.

Elaboración de Juárez-Terriquez, A. (2020)
La forma de la planta arquitectónica del bungalow ha sido predominantemente rectangular, aunque a veces se observan adaptaciones con diferente geometría. Los cambios en la planta original son frecuentemente extensiones del interior, ampliaciones que fueron apareciendo según los requerimientos de cada ocupante.
Con respecto al emplazamiento de los bungalows, a finales del siglo XIX se establecían en el centro de sus predios. Para principios del siglo XX se empiezan a incorporar algunas adaptaciones, como la colocación de cercas de madera, un pórtico en la zona de acceso y senderos. En las primeras tres décadas del siglo veinte, el bungalow empieza a implantarse o a crecer hacia algún extremo del predio, dejando espacio libre para un automóvil. Posteriormente, los predios fueron reducidos a la mitad, de manera que la estructura principal se asentó desde un principio al extremo del predio, dejando siempre un jardín al frente y espacios libres laterales, uno más ancho que el otro para resguardar al vehículo y un espacio libre sin cubierta en la parte trasera.
La técnica para basas o cimientos, frecuentemente empleada en Ensenada y en sitios ubicados cerca del mar, es una especie de basamento muy parecido al que en inglés se denomina Crawl space (semisótano), donde el aire libre circula entre el nivel de terreno natural y la estructura de piso elevada entre 60cm y 90cm. Este semisótano sirve además para registrar las instalaciones de la casa.
La elevación del bungalow se posibilita con la construcción de una plataforma soportada por pilares o postes de madera. El espacio libre se cubre con paneles fabricados con ventilas en sus lados, o con celosías que permiten la circulación del aire y el agua ante la eventualidad de una inundación.
En algunos casos, este componente ha sido alterado al colocarle distintos materiales en la envolvente. De la misma manera, a veces los soportes han sido sustituidos por zapatas aisladas de concreto armado.
Con respecto a las fachadas, los pórticos han sido componentes constantes en los bungalows de importación, se incluían en los planos y el nivel de ornamentación era alto, puesto que inicialmente pertenecían a las tendencias estilísticas victorianas. Con el paso del tiempo, el pórtico se integró a la estructura principal del edificio. En consecuencia, se observan dos variantes: la de pórtico abierto y el pórtico cerrado.
El pórtico abierto se apoya sobre columnas muy elaboradas o sobre postes de madera sencillos, confinados mediante uno o dos pasamanos con balaustras. El pórtico cerrado se construye de manera similar a los muros, e incluso con el mismo revestimiento.
Las alteraciones físicas a las que se les ha sometido se orientan a la adición o sustracción de ornamentos entre sus columnas o frentes. Los suplementos son siempre de materiales ligeros. Es casi nula la sustitución de los postes de madera por columnas de albañilería, como ha ocurrido frecuentemente en los bungalows de California en Estados Unidos.
En lo que se refiere a los sistemas de cubierta, las escasas viviendas con más de 110 años de antigüedad presentan pendientes con una inclinación que ronda los 45°. Las más frecuentes, que tienen alrededor de 80 o 90 años, poseen pendientes de 30°a 40°. Las viviendas producto de autoconstrucción que no tienen techos planos, en su mayoría poseen pendientes menores a 30°. Durante la segunda mitad del siglo veinte, los bungalows se construyeron con techos planos. No obstante, los techos con varias vertientes son persistentes en los espacios domésticos.
Un componente característico de los bungalows de Ensenada es la presencia de unas ventilas en los hastiales cerca del parteaguas de los techos. Se trata de respiraderos diseñados para reducir la temperatura del ático, y evitar la condensación de la humedad que puede ser causa de posteriores deterioros de la madera. Este recurso que propicia una ventilación cruzada, permite refrescar el interior de los espacios habitables al elevarse el aire caliente por efecto Venturi y ser arrastrado en el ático por las ventilas opuestas. El tamaño de este componente de la tipología local fue ligeramente reducido con el paso del tiempo. A menudo, la ventila se presenta como una cresta, con distintas formas y ornamentos.
Otro rasgo característico es la prolongación del techo para formar aleros. Su función principal es la protección de la madera a la exposición directa a la lluvia, el granizo y los rayos del sol. Además, sirve para filtrar la penetración solar hacia los espacios interiores, con lo que consecuentemente se regula su temperatura. Y, finalmente, se ha convertido en un detalle estético que los habitantes reconocen como característico de la tipología local.
Con el correr del tiempo las formas de techos, sus inclinaciones, ventilas y aleros se simplificaron por la influencia del Movimiento Moderno, y la carga ornamental ha sido mínima desde entonces. La pervivencia constructiva y material en estos componentes afirma la eficacia de los sistemas tradicionales de construcción.

Otro rasgo destacable de los sistemas de balloon y platform frame, son las ventanas de guillotina que se instalan aprovechando la modulación de los espacios localizados entre los postes verticales. Las ventanas son angostas, fijas y modulares; lo que propicia una adecuada relación entre las montantes verticales y horizontales; y que ha permitido pocas alteraciones en su forma, aunque no en sus materiales constructivos.
Las adaptaciones son a menudo respuestas a las tendencias de moda, como ha sucedido por ejemplo con la substitución de la madera por perfiles de aluminio, herrería y PVC. Asimismo, por cuestiones de seguridad las ventanas están siendo alteradas mediante la incorporación de protecciones de barrotes metálicos en el exterior. La ventana de guillotina representa en gran parte a los bungalows de la ciudad; es un componente constante tanto en el espacio doméstico como en cualquier otro que se encuentre dentro del tejido urbano.
Finalmente, los revestimientos en el bungalow son a menudo tablas ligeramente espaciadas, acomodadas y clavadas en vertical y horizontal sobre los marcos de la estructura. Además de ser una envolvente que ayuda a regular la temperatura y humedad interiores, estas tablas funcionan como tirantes que contrarrestan las fuerzas laterales del viento y los sismos.
No obstante, aunque estos sistemas de protección permanecen, gran parte de los bungalows que perviven muestran una serie de modificaciones que no sólo afectan a su integridad patrimonial y percepción estética sino, sobre todo, a su comportamiento higrotérmico.
Para evitar la necesidad de cambiar periódicamente las tablas de revestimiento o darles mantenimiento, desde principios de los años cuarenta las superficies se empezaron a revestir con estucos de cemento-arena que finalmente se pigmentaban con pinturas de origen industrial.
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Elaboración de Juárez-Terriquez, A. (2020).
Estado de conservación de la vivienda
Dejando claro que los componentes han sido originalmente una respuesta adaptativa por parte de la comunidad en la adopción del bungalow como vivienda permanente, se observó que sus trasformaciones físicas obedecen, en primer lugar, a los requerimientos sociales, económicos y culturales. Rara vez se relacionan con exigencias climáticas.
En este sentido, se dan dos circunstancias antagónicas. Por un lado, la pervivencia del bungalow se ha logrado por las distintas adaptaciones constructivas que han permitido la prolongación de su vida útil, pero por el otro, estas adaptaciones han perjudicado la conservación de la integralidad del inmueble.
El cambio de uso influye en las acciones que afectan la estabilidad de la estructura principal y, en consecuencia, en las técnicas o los materiales constructivos. Como se sabe, la principal alteración nociva consiste en la incorporación de revestimientos a base de cemento y materiales impermeables. Los bungalows de adobe y de madera que fueron revocados con estas substancias tienen una alteración interna que las hace muy vulnerables, puesto que la humedad freática se queda encapsulada y no se hace evidente hasta que los muros fallan a consecuencia de hundimientos diferenciales o sismos.
Otras adaptaciones frecuentes de esta clase son la clausura de vanos y la incorporación de habitaciones adyacentes realizadas con materiales de origen industrializado. Además, los zócalos y plataformas de desplante de madera son substituidos por placas o zapatas aisladas de concreto, así como muros de albañilería.

En la emblemática obra que Christopher Alexander escribió en los años ochenta bajo el título de “Un lenguaje de patrones”, considera que los habitantes realizan adecuaciones a sus espacios habitables como una respuesta lógica a sus necesidades. En cierto modo deja entrever que estos procesos a los que denominó “patrones de acontecimiento” (1981), son recursos valiosos para los usuarios puesto que además de haber sido realizados o al menos diseñados por ellos mismos, teóricamente abonan en su calidad de vida y el beneficio del inmueble. Sin embargo, en los bungalows analizados en Ensenada, los “patrones de acontecimientos”, aunque sean similares en cuanto a su clase de aplicación, y reflejen los modos de vida de los habitantes, no han sido los más adecuados para la conservación de los bienes inmuebles.
Aunque el diseño y construcción de la estructura de entramados de madera posea la característica de flexibilidad, la clave de una preservación material adecuada es el respeto por estos tres puntos: el espaciado entre las piezas, la fuente material y las conexiones.
Es posible afirmar que los bungalows que presentan buen estado de conservación son los que han permanecido con el uso doméstico de origen. Dentro de sus configuraciones, se observa una relación de armonía entre sus componentes, el espacio compuesto y los hechos urbanos que lo rodean.
Este acontecimiento se debe a que los usuarios han logrado transferir un cierto lenguaje técnico, no necesariamente profesional, en las obras de adaptación constructiva o de mantenimiento hacia el inmueble. A este proceso se le atribuye una relación íntima que pervive entre el usuario y el proceso de creación, construcción y reparación (Rapoport, 1969).
El análisis del bungalow adquiere gran trascendencia en el conocimiento de la ciudad y su valoración patrimonial, puesto que forma parte de un “sector ligado a su evolución y naturaleza” […], su “aspecto tipológico característico se vincula directamente con la forma urbana” (Rossi, 2015, Pág. 110-123).

Conclusiones
La valoración del patrimonio edificado en México se concentra en tipologías caracterizadas por su monumentalidad o antigüedad. Aunado a esto, se considera de mayor autenticidad y relevancia aquella arquitectura que representa “lo nacional”, dejando de lado las manifestaciones arquitectónicas locales que tienen rasgos derivados de condiciones socioculturales específicas como las que caracterizan a la zona fronteriza del norte del país.
La tierra, los sistemas constructivos entramados conocidos genéricamente como bajareque y madera, son considerados deleznables por una parte importante de la población, así como por las instituciones vinculadas con la protección del patrimonio o la construcción contemporánea. Aparecen en la lista de “materiales constructivos precarios”, por lo que no se tienen estrategias ni interés por su conservación e implementación en nuevos desarrollos (CONEVAL, 2021).
Gran parte de las viviendas que se analizaron en el presente trabajo no pertenecen a ningún catálogo o inventario patrimonial de la nación. Su pervivencia se debe en gran medida al uso de materiales y técnicas constructivas de origen natural y tradicional, así como a la apropiación social de las distintas formas que componen al bungalow.
En este sentido, se presenta una condición paradójica, puesto que la sociedad local se interesa por el mantenimiento de sus viviendas, pero lamentablemente no existe información suficiente sobre los medios técnicos y materiales para llevar a cabo dicho mantenimiento. La carencia de teoría y métodos ha conducido a la búsqueda de soluciones aisladas mediante el empleo de instrumentos homogeneizadores propios de la globalización que se vive en la época contemporánea.
Ambas técnicas edilicias manifiestas en el bungalow, representan los orígenes y desarrollo de la ciudad y puerto de Ensenada como producto de la transculturación en diferentes contextos. Sus rasgos pertenecen a un lenguaje que, desde su origen en la India, ha sido compartido en diversas regiones del mundo; asimismo, ha conseguido adaptarse a las condiciones telúricas y ambientales de la región.
Los modos domésticos y sus tradiciones constructivas han resuelto de manera sostenible gran parte de la gestión de los recursos disponibles, y promueven la calidad de vida al interior de los espacios y en la dinámica urbana. Por ello, se hace necesaria la implementación de procesos de difusión de sus valores derivados de la tradición constructiva regional, así como la divulgación de técnicas de conservación y restauración que cualquier persona pueda llevar a la práctica.
La sostenibilidad de las culturas constructivas está directamente relacionada con el empoderamiento que sus habitantes tengan del uso y mantenimiento de los espacios, los cuales garantizan tanto su permanencia como patrimonio material, como la salvaguardia del patrimonio intangible que constituyen los saberes ancestrales que han permitido su vigencia (Guerrero, 2015).

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