Revista Gremium

La diversidad técnica y territorial del patrimonio arquitectónico-religioso en el área de Nazareno-Argentina

Technical and territorial diversity of religious heritage in Nazareno area–Argentina.

Natalia Veliz
Arquitecta FAU-UNT y becaria Doctoral CONICET en la Universidad Nacional de Tucumán. Desde el año 2017 trabaja en Nazareno, Salta y realiza su tesis sobre las técnicas de construcción con tierra y las arquitecturas domesticas en la Cordillera Oriental salteña. Desde el 2018, forma parte del LAAyCT, Laboratorio de Arquitecturas Andinas y Construcción con Tierra, Instituto Roldolfo Kusch, de la Universidad Nacional de Jujuy, sede Tilcara. E-mail: natyveliz_10@hotmail.com

Recibido: 27 de enero de 2020 | Aceptado: 12 de junio de 2020 | Disponible en línea: 01 de agosto de 2020. © Natalia Veliz 2020. Este artículo es una publicación de acceso abierto.

CC BY-NC-ND

Resumen
Muchos de los edificios patrimoniales religiosos en el norte argentino han sido realizados a través de diversas técnicas y tecnologías constructivas con tierra, cuyas variaciones están asociadas a los entramados sociales donde son producidas. Estas edificaciones son al mismo tiempo centro de reuniones religiosas, y parte principal de la vida social de las comunidades en el área. Hay que sumar a esto, al hecho de que ellos han perdurado a lo largo del tiempo más allá de las alteraciones que han tenido. El objetivo del presente trabajo es poner de manifiesto el valor patrimonial arquitectónico-religioso, a partir del análisis de la materialización de dos casos de estudio, en la comunidad de Campo de La Paz y Poscaya, pertenecientes al Municipio de Nazareno, provincia de Salta, en el noroeste argentino. Esto se hará a través de un análisis comparativo entre los edificios -iglesia y oratorio-, en cuanto a su implantación, tecnología empleada, morfología y la territorialización que estos espacios forjan en las comunidades. La metodología empleada ha incluido el registro técnico de los edificios para su posterior fichaje. A su vez, se realizó un trabajo de campo con un enfoque etnográfico, donde a través de entrevistas semi-estructuradas a los pobladores se pone de manifiesto no solo la historia constructiva, sino también las miradas y sentidos que estos edificios tienen para los habitantes del lugar.
Palabras clave: Oratorio – Iglesia – Trabajo Etnográfico- Pobladores Constructores.

Abstract
Many of the religious heritage buildings in northern Argentina have been made through various construction techniques and technologies with land, whose variations are associated with the social networks where they are produced. These buildings are at the same time the center of religious meetings and the main part of the social life of the communities in the area. Adding that they have endured over time beyond the alterations they have had. The objective of this work is to highlight the architectural-religious heritage value from the analysis of the materialization of two case studies, in the community of Campo de La Paz and Poscaya, belonging to the Municipality of Nazareno, province of Salta, in the Argentine northwest. This will be done through a comparative analysis between the buildings -church and oratory- in terms of their implementation, technology used, morphology and territorialization that these spaces forge in the communities. The methodology used has included the technical record of the buildings for subsequent signing. At the same time, a field work was carried out with an ethnographic approach where, through semi-structured interviews with the inhabitants, not only the constructive history is revealed, but also the looks and senses that these buildings have for the inhabitants of the place.
Keywords: Oratory- Church – Ethnographic Work – Builders People.

Introducción
El Noroeste Argentino (NOA) históricamente tuvo una tradición constructiva con tierra, tanto en la producción arquitectónica doméstica como en la institucional, y en ella la arquitectura religiosa (Ardissone, 1937; Rotondato, 2011; Herr y Rolón, 2018). En este marco, este trabajo se propone entender el valor patrimonial de las arquitecturas religiosas construidas con tierra, sean estas iglesias u oratorios a partir del trabajo realizado con las comunidades de Nazareno, en la provincia de Salta. A partir de esto, será posible observar cómo este patrimonio construido define sus territorialidades, la conformación de su morfología, los procesos constructivos y las prácticas sociales asociadas con cada una de ellas.
Si bien los dos ejemplos a desarrollar en Nazareno, no forman parte de una catalogación patrimonial en términos formales, presentan un valor arquitectónico asociado con el proceso de construcción histórica de las propias comunidades, y éstas son las que le atribuyen las valoraciones dentro de una re-significación constante (Herr y Rolón, 2018). Es así que este trabajo abordará las arquitecturas, de religión católica, a partir de los siguientes casos: una iglesia principal en la comunidad de Campo de la Paz, y un oratorio asociado con las dinámicas domésticas en la comunidad de Poscaya.
Las iglesias son edificios religiosos donde la comunidad se aglutina (Barada, 2018). En la mayoría de los casos, estas iglesias en la región cuentan con una nave central, sacristías adosadas, atrios, portales y campanarios (Viñuales et al., 1980), aunque al mismo tiempo presentan variaciones sustanciales, tal que no se repite un modelo estático. Por otro lado los oratorios, construcciones equivalentes a pequeñas capillas domésticas, son edificaciones realizadas dentro del conjunto de recintos que conforman una casa1 . Los oratorios han sido definidos como aquellas construcciones que se orientan a las prácticas devocionales de las familias, siendo estas las casas dedicadas a los distintos santos y vírgenes. La materialidad con las que son levantados son similares a la utilizada en las casas, pero estos reciben una terminación especial y pueden adquirir una morfología diferente (Tomasi et al., 2018). Se observa en la región que tanto las iglesias como los oratorios poseen un rol significativo en las territorialidades locales. La territorialidad se define como la “estrategia de un individuo o grupo de afectar, influir o controlar personas, fenómenos y sus relaciones, a través de la delimitación y ejerciendo control sobre un área geográfica” (Sack, 1986, p. 17). En este marco, la iglesia y el oratorio son agentes claves en la construcción social del espacio (Santos, 2006), generados por las festividades propias a ellas. Observamos entonces que mientras la iglesia se desarrolla en un espacio de significación más amplio y colectivo como lo son las comunidades, los oratorios están asociados a los espacios domésticos (Tomasi et al., 2018).
Por otro lado, las técnicas con las que fueron construidas resaltan las trayectorias y dinámicas de los sujetos porque están insertas en tramas de significación y son socialmente definidas y son indisociables de sus marcos culturales de producción (Dietler y Herbich 1998). Por este motivo, no es posible dejar de lado los contextos donde estos edificios fueron levantados, y cómo estas comunidades se encuentran vinculadas entre ellas. Tal es así que este trabajo pretende observar el valor arquitectónico-religioso, tanto de iglesias como de oratorios del área de las comunidades de Nazareno, haciendo hincapié en cuatro aspectos: la territorialización, la implantación, la tecnología empleada y la morfología, en cada caso.

Metodología
Tal como se mencionó, estos edificios iglesia y oratorio, no forman parte de un catálogo patrimonial, por lo que no hemos encontrado datos anteriores sobre los mismos, tal que la información recogida es producto del trabajo de campo etnográfico que se viene realizando desde el año 2017. El abordaje etnográfico se fundamenta en el trabajo de campo, caracterizado por tener estancias prolongadas en los lugares de estudio, en pos de reconocer las perspectivas locales sobre las diferentes problemáticas de investigación (Guber, 2011). A partir de este trabajo se ha logrado participar en distintas actividades de las comunidades, incluyendo festividades, y se han realizado entrevistas semi-estructuradas. En paralelo, se realizaron registros técnicos de las arquitecturas, y documentación fotográfica de las mismas.
Complementariamente se realizó una búsqueda bibliográfica sobre la temática, y se realizó la indagación de documentos en diferentes archivos provinciales y nacionales. Si bien de estos archivos no surgió alguna información, particularmente sobre los casos de estudio, sí han sido importantes para una comprensión más integral de la región. Finalmente aclaramos que, si bien se han tomado solo dos casos de estudio, el análisis permite ver los diferentes modos de hacer arquitectura en el área de Nazareno.

Aproximación a las territorialidades de Nazareno
El territorio de Nazareno y sus comunidades se encuentra en el Municipio de Nazareno, localizado en el Departamento de Santa Victoria Oeste, provincia de Salta, en el Noroeste Argentino. El municipio tiene al pueblo de Nazareno como poblado cabecera. Todo este territorio forma parte de la región histórico-geográfica llamada Cordillera Oriental, y es parte de la Alta Cuenca del Río Bermejo (Reboratti, 1999/2009); se ubica entre la Puna, al oeste, y las Sierras sub-andinas, al este. Esta área presenta diferentes pisos ambientales, lo que contribuyó al desarrollo de diferentes tipos de producciones agro-pastoriles por parte de los habitantes, que se reconocen respectivamente como del alto o campeños, y del bajo o vallistos2 (Veliz, 2018), caracterización que también es empleada en otras áreas del NOA (Delfino, 2001). La producción es intercambiada o vendida entre estas dos zonas o en ciudades cercanas, esto ocurre en diferentes lugares y en diferentes fechas del año dependiendo del producto (Figuras 1 y 2).

Figura 1. Mapa de ubicación del área de estudio: región del NOA argentino. Elaboración de la autora.
Figura 2. Mapa del Municipio de Nazareno y localización de poblados, año 2020. Elaboración de la autora.

En términos ambientales, el régimen climático corresponde al semiárido de alta montaña, con una temperatura media anual de unos 14° C. Las amplitudes térmicas diarias pueden llegar hasta los 20° C (Bianchi y Yañez, 1981). Existe una importante variación micro climática en relación con la topografía, con una mayor concentración de humedad en las quebradas y en el fondo de valle. La variedad de su flora es un rasgo característico de la región. El sector occidental revela el predominio de la Puna, con tolas y yaretas, y a medida que la temperatura aumenta y decrece la altitud, las especies tropicales aparecen en abundancia, ya que se dan las condiciones para la formación de bosques y selvas montanas con zonas libres de heladas, que colindan con el Parque Nacional Baritú (Piccardo, 2005).
Los casos presentados se ubican en diferentes pisos ambientales, el primero localizado en la parte de alta montaña, correspondiente a la Iglesia de la comunidad de Campo de la Paz, mientras que el segundo se sitúa en la parte fondo del valle, correspondiente al oratorio de la comunidad de Poscaya. En ambos poblados priman las construcciones con tierra, tanto para las arquitecturas domésticas como para los edificios públicos.
Como se verá más adelante, del mismo modo que existe una red de intercambio en la producción agro-pastoril, también existe una red de intercambio o traslado de materiales constructivos, evidenciando la relación entre los pisos ambientales antes nombrados. Se observa que la arquitectura en estos lugares se encuentra atravesada por las formas locales de organización social, las dinámicas productivas, las condiciones ambientales y las trayectorias históricas de los sujetos (Arnold, 1998).
Comunidad de Campo de la Paz
Hace 30 años atrás era un pueblo bastante concurrido, tenía muy remarcadas las calles, es uno de los primeros pueblos al que llegó el camino carretero, y donde hubo una de las primeras escuelas en el momento que erradicaron las “escuelas rancho” en la provincia. La gente fue buscando fuentes de trabajo; en la actualidad solo asisten siete alumnos a la escuela, el pueblo tiene la tendencia a desaparecer, ya la juventud no está en la zona. La gente, allí se mantiene con sus producciones. Este pueblo por mayor cercanía se comunica con La Quiaca y Santa Victoria, y no tanto con Nazareno, porque es más sacrificado.3
La comunidad se ubica al norte del Municipio de Nazareno, a 3.547 msnm, perteneciendo a los pueblos campeños. El poblado se organiza a partir de una calle central, de la cual se abren calles secundarias de manera perpendicular, creándose una trama casi ortogonal. Campo de la Paz, al igual que los poblados del área, incorpora las áreas de cultivo y corrales a la casa, motivo por el cual estos espacios –corrales y sembradíos- también conforman la estructura del entramado del pueblo. Si bien la comunidad posee nueve Unidades Domesticas (UDs) (aportado por APS4 año 2018), por la tipología de casas de la zona, los recintos más el área de sembrado y guardado de animales, el área que ocupa el poblado es considerable (Figura 3).

Figura 3. Poblado de Campo la Paz, año 2019. Foto de H. D.

En los últimos años la población disminuyó considerablemente, encontrándose casas deshabitadas la mayor parte del año, y solo en fechas particulares los habitantes regresan al pueblo. Cada 8 de mayo se realiza la fiesta patronal en conmemoración a la Virgen del Valle; desde semanas anteriores retornan a la comunidad pobladores que llegan desde Salta, La Quiaca, Jujuy, Nazareno y otros destinos. Todos regresan a Campo de la Paz para hacer arreglos y colaboraciones en los preparativos de la fiesta, coincidiendo además con el fin del ciclo agrícola, con el tiempo de cosecha de papas y otros productos de la zona. Este es uno de los momentos en donde las arquitecturas religiosas cumplen un rol importante en las relaciones constituidas entre las familias y los asentamientos.

La iglesia construida con adobe
La iglesia data del año 1865, aproximadamente, se emplaza casi al final de la calle central y principal del pueblo, frente a una plaza seca que alberga, en uno de sus costados cerca del acceso a la iglesia, un mojón de carnaval5, que al momento de una de las visitas al pueblo aún se encontraba enflorado6. Este espacio libre, el de la plaza seca, hace que todo el conjunto de la iglesia se destaque en todo el caserío.
El conjunto parroquial se compone de dos volúmenes principales (la nave central y una torre campanario ubicadas al costado este de la nave), ambos se encuentran a una distancia entre sí. El conjunto se complementa con una pequeña habitación, a modo de sacristía, que se adosa a la nave única en la parte posterior, un depósito o lugar de guardado, ubicado en el perímetro norte del terreno, y un sanitario al fondo del predio. Todo esto se delimita por un muro de pirca7 que llega al metro veinte de altura, dejando un patio al frente de la fachada, que actúa de atrio de la iglesia y desborda a la plaza seca (Figuras 4 y 5).

Figura 4. Imagen de la fachada y la torre campanario de la iglesia de Campo de la Paz. Foto H. D.
Figura 5. Planimetría de la iglesia de Campo de la Paz, año 2017. Elaboración de la autora.

Tanto los muros de la iglesia como los de la torre se asientan sobre un sobrecimiento de piedra, este elemento en la nave es irregular, hacia el frente alcanza 1,4 m de altura, mientras que hacia el fondo disminuye a 0,60 m. La nave única mide 14,07 m de longitud, por 5,38 m de ancho (medidas interiores). Los muros son de gran espesor superando los 0,80 m, y alcanzan una altura de 3 m en la parte más baja y llegando a los 4,40 m en la parte más elevada. En la parte exterior del muro testero, se pudo observar que los adobes que se emplearon tienen una medida de 0,30 X 0,45 X 0,12 m. Las juntas también son de barro, con una dimensión de 0,05 m. Todo el espacio de la nave no presenta más aberturas que la de la puerta de principal y la que la vincula con la sacristía. Mientras que la entrada principal tiene una puerta, el acceso a la sacristía no tiene elemento de cierre. Esto responde a la complicada tarea de conseguir madera en esta zona, en el momento cuando fue erigido el edificio. En el lado interno del muro testero, apoya el retablo; toda la estructura del mismo fue enteramente construida con adobe y posteriormente recubierta con revoque de tierra con paja, más una terminación de pintura blanca.
En la fachada, los muros laterales avanzan conformando una antecapilla, estos muros que sobresalen a modo de contrafuertes están coronados con pequeñas torres, los que fueron realizados en tierra y con cruces que rematan en cada uno de ellos. Las paredes de la nave tienen ambas caras con revoque de tierra y paja, y solo fueron blanqueadas las paredes internas y la fachada, aunque se observa que las demás paredes en su momento también se encontraron pintadas, pero al momento de la visita la pintura era casi imperceptible.
La estructura de la cubierta de la nave, en la actualidad, está realizada de cerchas de madera traídas del monte8 y tiene una cubierta de calamina. Originalmente fue de torta de barro y paja, cuyo mantenimiento periódico estaba a cargo de los miembros de la comunidad. Este cambio se realizó en el año 1970 aproximadamente, y fue una de las primeras construcciones en tener este tipo de cubierta en el poblado. La zona de guardado y el sanitario también fueron realizados con adobe, con la misma dimensión de los que se emplearon en la torre. Ninguno de ellos cuenta con revoques en ninguna de sus caras, y ambos tienen cubierta de calamina (Figura 6).

Figura 6. Interior de la nave con vista hacia la puerta principal. Se observa la estructura de madera de la cubierta y la ornamentación del día de la fiesta. Foto de la autora.

El otro volumen, la torre campanario, se asienta sobre un sobrecimiento de mayor dimensión que la base de la torre, tal que este borde que sobresale es empleado como asiento para las actividades que se llevan a cabo en el atrio de la iglesia. Las paredes de la torre campanario conforman una planta de forma cuadrada, alcanzando los 5,50 m de altura, esta misma se encuentra separada a un metro de distancia de la nave única. En el remate se observa un cuerpo piramidal, realizado con hormigón armado, desde donde cuelga un elemento de metal utilizado como campana, y como remate en la parte superior se ancla una cruz de metal.
La torre campanario también se encuentra construida con adobe de menor tamaño: 0,30 x 0,20 x 0,10 m. A diferencia de la nave, la torre no cuenta con revoques en ninguna de sus caras, los muros solo se encuentran blanqueados externamente. Para subir al campanario, se hace a través de una serie de piedras lajas que se encuentran empotradas sucesivamente en el muro, a modo de una escalera en diagonal. Cuando se sube por ella, se llega a una base de madera que sirve de apoyo para el que realiza el repique de campanas (Figura 7).

Figura 7. Muro interior de torre campanario. Se observan las piedras empotradas, por donde se asciende para realizar el repique. Foto de la autora.

Cada año, en reuniones comunitarias previas a la fiesta patronal, existen responsables que realizan diferentes actividades, como el blanqueo de paredes y el pircado del muro del atrio, entre otras tareas que requieren para mantenimiento; todo esto es decidido de manera comunitaria.
En el día de la fiesta patronal del pueblo y los días previos, en la iglesia y espacios alrededores se reúnen las personas propias de la comunidad y las que lo visitan:
La noche víspera a la fiesta, luego de terminar la misa, se arma el fogón, se pone a la Virgen frente a la iglesia, se lanza pirotecnia y se da inicio a la velada hasta entrada la madrugada, donde cantan coplas y bailan en ronda. En el pueblo no hay luz eléctrica, pero para la fiesta se trajo un generador. Existe un único foco en el atrio de la iglesia, el resto del pueblo se alumbra con linterna y el claro de la luna. Para esta fecha, mayo, el cielo está despejado y son miles de estrellas las que se ven en esta noche. Según los comentarios, va a “hacer buen tiempo”, según observan cómo está el cielo.
El día de la fiesta empieza a las seis de la mañana, con bombas para dar inicio a todos los preparativos. A las nueve se tocan las campanas de la iglesia, es un aviso para que los niños y familias se acerquen a tomar chocolate en el atrio de la iglesia. En el día de la fiesta trascurren muchas actividades: llegan familiares, gente de poblados cercanos que también participan de los ritos litúrgicos -fecha donde se concentran la mayor cantidad de sacramentos como bautismos, comuniones, confirmaciones y casamientos-, además de las actividades deportivas y las actividades de cosecha.9
Las actividades en conmemoración a la Virgen del Valle transcurren en el interior de la iglesia, el atrio y las calles del pueblo. El día de la fiesta, el interior de la nave es adornado con globos y cintas, sujetos a la estructura del techo. Los misachicos10 que se encuentran en los nichos del muro testero están enflorados y con las puertas abiertas. Solo existen cinco nichos, tres en el muro testero y dos en la paredes laterales, uno en cada lado. En cada uno de estos nichos hay un misachico, a excepción del nicho central, que al ser de mayor tamaño alberga dos. Enfrente del retablo se encuentra el altar, y a un costado de éste una mesa con la Virgen venerada.
Si bien una parte de la fiesta trascurre en el interior del espacio parroquial, otra se desarrolla en el espacio exterior. Una vez terminados los actos litúrgicos en el interior de la iglesia, precedida por el cura párroco de la zona, se realiza una procesión por las calles del pueblo.
Y las campanas empiezan a repicar, se reparten los cuartos y la Virgen está en andas. Con el sonido de una bomba el recorrido empieza. A la cabeza de la procesión va una cruz de la que cuelgan tuymas de colores, un poco más atrás se ubican las parejas con sus respetivos cuartos, los que bailan al son de una caña. Son más de veinte cuartos. Un poco más atrás está la Virgen del Valle acompañada con un arco de molle y banderas. A cada tramo prenden bombas que por la geografía donde está el pueblo, pareciera que el eco de las montañas re-doblara el sonido. Todos avanzan, cada uno tiene un rol en esta procesión. El que lleva el incienso es el que va y viene, sahumando desde la cruz inicial, pasando por los cuartos, hasta llegar hasta a la Virgen. Alguien se quedó en la iglesia, porque las campanas no dejan de sonar. La procesión va en sentido este al pueblo, el que se va por una calle vehicular que luego se trasforma en una senda de montaña y termina en un filito. En este campito hay una cruz, allí descansan y alguien reparte gaseosa y chicha. Este lugar está un poco más arriba del pueblo, facilitando tener una vista panorámica de todo el caserío. Después de unos minutos empiezan a tocar nuevamente la caña y la gente empieza a bailar con los cuartos. Al regreso hacen el mismo recorrido y llegan al atrio de la iglesia, allí reparten los cuartos y arman una ronda de baile. Luego de este albedrío se guardan las imágenes y todos caminan al salón comunitario a compartir un almuerzo, porque más tarde continúan las actividades de futbol, cosecha y baile.11
La fiesta parece extenderse por fuera del atrio de la iglesia, no solo a través del recorrido de la procesión, el que no cambió su trayecto desde que sus habitantes tienen memoria, sino que al mismo tiempo transita los territorios donde los vínculos sociales se renuevan con los años. Involucra por un lado los propios territorios de la comunidad, el de las comunidades vecinas y de las familias que se encuentran en sus respectivos puestos, y regresan a la casa del pueblo a través de los movimientos trashumantes propios de la dinámica del pastoreo. Las fiestas patronales en el área no solo involucran a la comunidad celebrante sino también a los que en su momento vivieron allí, y a comunidades vecinas e invitadas.
Pero tampoco se limita a lo religioso, puesto que esta fecha también es coincidente con actividades productivas de la zona, específicamente con el fin del ciclo agrícola, el tiempo de cosecha. La fiesta es una gran oportunidad para la realización de intercambios y ventas de productos, o simplemente para el poder contar con ayuda externa para la cosecha. La relación con la territorialidad, en torno a la iglesia y las actividades agrícolas, se activa mediante las diferentes relaciones sociales existentes, entendiendo que estos espacios son creaciones sociales y son trasformados en el tiempo (Santos, 2006).

Comunidad de Poscaya
Poscaya, cuarto poblado en cantidad de población del municipio para el año 2018, se ubica a 3.332 msnm y dista a 10 km de Nazareno o 2.30 hs. de caminata. La comunidad se ubica en el sector de pueblos vallistos y se conforma por 90 UDs (Datos APS año 2018). La cantidad de población varía a lo largo del año por los mismos motivos que el pueblo anterior; muchas de las familias se trasladan a centros urbanos en búsqueda de trabajo.
El lugar donde se localiza es una ladera de montaña, su organización responde a esta topografía, estructurándose con caminos serpenteantes y casas que se adhieren a la montaña a través del aterrazamiento del terreno. Se diferencian dos zonas, Campo Rodeo, en la parte elevada, y Poscaya propiamente dicho, en la zona baja. En Campo Rodeo las casas se encuentran dispersas y la mayoría incorpora al domicilio áreas de sembrado y corrales. El barrio de abajo, en cambio, se estructura a partir de una calle central donde las casas se ubican una a la par de la otra, dejando el área de sembrado a las orillas del conglomerado. En el inicio de esta calle principal se ubica la iglesia, y al final del recorrido la cancha de futbol. El oratorio analizado se ubica en el sector de arriba (Figura 8).

Figura 8. Poblado de Poscaya, año 2017. Foto de la autora.

Los oratorios son espacios religiosos domésticos, donde las familias albergan los misachicos o santitos, es el lugar donde expresan su devoción una vez al año, celebrando una fiesta de la que participan las familias e invitan a la comunidad. La existencia de oratorios en el área de estudio, al igual que en la puna jujeña es habitual (Tomasi et al., 2018). Si bien estos oratorios pertenecen a una familia, es decir, forman parte de una propiedad doméstica, en el momento de la fiesta están abiertos a toda la población. Tal es así que los oratorios son entonces un nexo o parte importante en la creación de vínculos sociales de lo domestico y lo comunitario.
El oratorio presentado pertenece a la familia Ibarra, construido en el año 1965 para venerar a San Santiago. La fiesta se realiza el 25 de julio de cada año.

El oratorio construido con tapial
La casa de la familia Ibarra, como la mayoría de las casas de la zona, responde a una tipología a patio. En este caso todo el conjunto se dispone en forma de U, quedando el patio en el centro y con vista al potrero12. El oratorio se encuentra al norte del conjunto y es el primer volumen en observarse cuando se accede a la propiedad. Tiene una planta rectangular como las demás habitaciones, pero difiere en su fachada. Este tiene los muros laterales avanzados, los que son cubiertos por un techo de calamina, remitiendo a la morfología de la iglesia. La fachada es el único elemento que se encuentra blanqueado, aunque al momento del registro, este blanqueo se encontraba bastante deteriorado. El oratorio, al igual que los otros recintos, tiene la puerta que abre hacia el patio, en el caso del oratorio que analizamos, con orientación sur (Figuras 9 y 10).

Figura 9. Fachada del oratorio de la familia Ibarra en año 2017. Foto de la autora.
Figura 10. Planimetría de plano de conjunto de la casa de la familia Ibarra, año 2015. Elaboración de la autora.

La casa de los Ibarra está enteramente realizada con la técnica de tapial, tanto los diferentes recintos, entre ellos el oratorio, como el cerco perimetral. En la investigación que venimos realizando esto no es recurrente, debido a que en la actualidad solo se registró el empleo de tapial para la realización de cerramientos de patios, delimitaciones de sembradíos y corrales para animales, es decir construcciones bajas. Otro ejemplo en donde se ha podido observar esta técnica es en la Iglesia del propio pueblo de Nazareno, donde el tapial es de forma trapezoidal, y los muros son de bases anchas que disminuyen a medida que aumentan en altura (Veliz, 2018).
La técnica del tapial en el área de estudio se realiza con un encofrado de madera llamado tapialera, la que se constituye por dos tablas paralelas de 0,45 m x 1,60 m, y una tapa lateral de 0,40 X 0,40 m. Estas medidas varían, puesto que cada familia se encarga de producir estos elementos. Todas las partes que componen la tapialera, laterales y tapa, son amarradas por una coyonda13, conformando un cajón donde se vierte tierra humedecida.
El procedimiento consiste en verter tierra cada diez o quince centímetros; una vez realizado esto, la tierra se comprime con un pisón, también realizado en madera, hasta completar la altura final del molde. Si bien la mezcla de tierra no lleva paja, la técnica requiere paja cortada entre tongada y tongada. Una vez vertida una tongada de tierra, se esparce paja cortada, las varillas son superiores a veinte centímetros, esto ayuda que en el momento de apisonar la tierra no se adhiera el pisón y vuelva dificultoso el trabajo. Una vez completado todo, la tapialera se desmonta y se vuelve a empalmar para continuar el muro. Las juntas deben ir trabadas, al igual que la mampostería de adobe (Figura 11).

Figura 11. En la fotografía se observan algunas de las herramientas, como la carretilla y un lateral de la tapialera. La perforación que tiene el lateral de la tapialera es donde la tapa se incrusta para ser amarrada por la coyonda. Foto de la autora.

Los muros tienen un espesor de 0,45 m y una altura de 3,40 m en la parte más alta, y 3 m en la zona baja. Estos muros no tienen cimiento ni sobrecimiento, pero sí se observan algunas piedras aisladas de tamaño considerable en la primera hilada del tapial. Aun así, los muros mantienen un buen estado de conservación sin presentar más daños que el desgaste por el paso del tiempo.
Los muros interiores, al igual que la fachada, tienen pintura a la cal. En este espacio interior, sobre una mesa, colocados en forma paralela al muro norte, se encuentran el misachico de San Santiago, un bombo, arcos de molle e invenciones14.
En la realización de esta técnica se observa nuevamente la red de relaciones para la obtención de materiales. Si bien Poscaya se encuentra en una zona del valle, no es posible contar con madera, o por lo menos no era posible obtenerla en lo inmediato en la década de 1960, momento cuando fue levantada la casa. En ese entonces la madera de las tapialeras era extraída del monte, donde los habitantes viajan a pie para fabricarlas en el sitio y luego trasportarlas a las comunidades respectivas, al hombro o a lomo de burro. Razón por la cual esta herramienta, de construcción muy valiosa por su dificultosa obtención, era y aún es un elemento que se hereda de padre a hijo. En años anteriores existía una tapialera por familia, que era utilizada por los diferentes miembros del grupo familiar o por miembros de la comunidad.
Cuando uno está por festejar su santito, se va acercando la gente a la casa. Generalmente los que llegan son las familias más cercanas o los vecinos cercanos. Ellos ya saben cuándo uno festeja. Porque cada familia se reconoce con un santito. Cuando se acerca la fiesta, la familia empieza a preparar la chicha, compran las bombas y esas cosas. Ahí está la familia. Distinto cuando es la fiesta patronal de Nazareno, la Guadalupe, que es toda la comunidad la que organiza. En cambio, en la fiesta del santito somos la familia nomas.15
En la fecha de la fiesta, el oratorio se convierte en un lugar con las mismas referencias que un lugar sagrado, lugar donde hay que hacer silencio y guardar respeto. En el interior del oratorio se coloca una mesa a modo de altar donde se ubica el misachico al que se va llenando de velas, flores, dinero y rezos. En este mismo espacio se disponen sillas pegadas a las paredes laterales, quedando de esta manera un espacio en el centro para la circulación de la gente. A medida que la novena avanza, la concurrencia va en aumento. Tal es así que, en el día de la fiesta, el patio de la casa cobra protagonismo. En ese momento el oratorio actúa como capilla, y el patio como el atrio respectivo. El patio es el lugar donde la gente se sienta y reza el día último de la novena, y donde en el día del santito o virgencita se realiza la cortada de cuartos16, el almuerzo compartido y la fiesta posterior.
En los pueblos del área, por los vínculos existentes, cada familia acompaña de diferentes modos a las fiestas comunitarias y familiares. Por un lado los vínculos de parentescos se hacen presentes en el desarrollo de las actividades, y el de la hacienda se hace presente en las ofrendas o cuartos. Los cuartos, de gran valor simbólico, tienen importancia tanto en las fiestas patronales como en las fiestas familiares, puesto que aluden a las haciendas y a los territorios donde las familias los pastorean.
En la antevíspera la familia se va a acercando. En víspera se arma el arquito con flores y se lleva a la iglesia, se arma un día antes para que las flores no se marchiten. Y todo se va preparando para la fiesta. Cuando el santito es de un paraje de lejos, no llega a la iglesia, todo se hace en la casa, se arman oraciones, se prenden velitas, se inciensa, si hay cuartos se cuartea y se comparte algo. Los que están más cerca llevan su santito a la iglesia en el día de su fiesta y arman una procesión. Algunos tienen santitos, pero no todos lo festejan, capaz que le prenden velitas, pero no todos tienen esa costumbre. Muchas veces, cuando se pasa un santito no se hace entre familiares directo, sino que el que lo recibe es alguien que lo quiera cuidar o festejar.17
Al igual que un santo del templo, el misachico, si esto es posible, es llevado a recorrer las calles del pueblo junto con las invenciones y los cuartos. Estos recorridos no siempre son iguales, algunos solo hacen el trayecto de la casa a la iglesia, mientras que otros hacen el recorrido por las calles del pueblo. Si bien el espacio en donde se desarrollan las actividades de la fiesta en muchos casos se limita a la casa y su respectivo oratorio, en general va más allá. Las relaciones se van tejiendo por familiaridad o por cercanía, e incluso la fiesta se abre a la comunidad no solo cuando el misachico es llevado a la iglesia, sino también cuando la familia está emparentada con un santo especifico.
Se diría entonces que la territorialidad asociada con el oratorio está dada en dos aspectos: por un lado en la materialidad del mismo, el que se produce en una dinámica semejante al de la iglesia y con la creación de relaciones entre los diferentes pisos ambientales propios de la zona para la obtención de recursos; por el otro lado, en el aspecto social, en torno a las relaciones cercanas a la familia celebrantes o por la adhesión que tenga el santito que se festeja, reforzando vínculos y territorialidades (Figura 12).

Figura 12: En el patio de la casa de los Cruces, en el momento antes del almuerzo comunitario. Año 2013. Foto de la autora.

Consideraciones finales
Ciertas arquitecturas, como iglesias y oratorios, se constituyen como agentes materiales centrales en la trasformación y en las dinámicas del territorio. Esta cultura material tiene un rol clave en las relaciones, y da cohesión a las comunidades, en torno a la territorialización de las festividades que se produce año a año.
El análisis realizado sobre la iglesia de Campo de la Paz y el oratorio de Poscaya, permitió una aproximación a los aspectos que consideramos importantes para esta valoración: la implantación, la conformación morfológica, la tecnología empleada y la territorialidad asociada con cada uno de ellos.
Por un lado, las técnicas constructivas se constituyen como un hecho tecnológico inserto en tramas de significación, y deben ser estudiadas dentro de sus marcos culturales de producción, dentro de las actividades productivas de la zona y los modos de hacer. Por otro lado, se observa que el aspecto morfológico de los ejemplos se emparenta en algunos de sus elementos arquitectónicos, connotando la familiaridad entre ellos, sin que con ello pierdan sus particularidades.
Por otra parte, la iglesia tiene un doble rol comunitario, pues en muchos casos actúa como elemento arquitectónico común, en torno al cual se aglutinan las casas de los poblados, y también donde las familias se mancomunan. En tanto que el oratorio también toma relevancia en dos aspectos, por un lado, como volumen jerárquico en la organización de la casa, y por otro lado en la significación del espacio en el conjunto de casa donde se construye, y en la de las casas vecinas. Las territorialidades se dan a partir de sus implantaciones –comunitarias o domésticas – y las significaciones que se producen a partir de ellas, y son procesos que están en constante retroalimentación de la comunidad a la casa y de la casa a la comunidad.
Si bien este trabajo puntualizó los vínculos sociales a partir de fechas específicas, la fiesta patronal y el día del santito, estos son procesos que se dan de forma permanente a lo largo de todo el año. Las territorialidades traspasan los bordes físicos de los terrenos donde los edificios se encuentran implantados. No es pretensión poner en evidencia el grado de alcance de cada uno de ellos, sino observar el proceso dinámico que éste conlleva, tanto en la escala comunitaria como en los espacios domésticos. Tanto la Iglesia de Campo de la Paz como el Oratorio de Poscaya, permiten comprender los procesos socio-comunitarios y poner en valor estas arquitecturas, considerando que poseen un valor patrimonial legitimado por la misma comunidad en cada actividad.

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Agradecimientos
La autora agradece, por diferentes aportes, a Jorge Tomasi, Milagro Cruz y Hugo Días, y a los miembros de las comunidades que este trabajo recorre.

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