DOI:
Architectural Conservation: clean slate
Cristina González-Longoa
aUniversity of Strathclyde: E-mail, ORCID.
Recibido: 9 de febrero del 2024 | Aceptado: 19 de agosto del 2024 | Publicado: 31 de agosto de 2024
Resumen
El artículo considera una serie de arquitectos y restauraciones del último siglo, seleccionando algunos proyectos pioneros y desarrollos posteriores, para después evaluar la situación en la que la restauración arquitectónica se encuentra hoy. Los edificios, todos públicos, aunque de diversas escalas, están situados en España, Italia, Francia, Gran Bretaña, Arabia Saudita, Canadá, Jordania, China y Japón, lo que permitirá una discusión más amplia y una relevancia internacional. El objetivo final es determinar cuál es la cultura de la restauración arquitectónica hoy y en un pasado reciente, cuáles son las constantes internacionales y las variaciones locales y cuál es su relación con las otras culturas, y la sociedad en general. Las intervenciones se presentan en su contexto, incluyendo en la discusión, como se considera adecuado en cada caso, procesos, criterios, tecnologías empleadas, así como sistemas de contratación, dirección y gestión. También se discuten las cuestiones fundamentales de formación y competencia profesional, con un foco particular en la educación y la experiencia de los arquitectos que intervienen en el patrimonio arquitectónico y otros participantes en el estudio, planeamiento, diseño, ejecución y control de las intervenciones, y sus consecuencias en lo que respecta el proyecto y los procesos de toma de decisiones. El estudio hace evidente que ha habido una regresión en la disciplina, con un preocupante incremento de reconstrucciones, muchas veces camufladas en retóricas de pseudo-restauración. En relación a esto, el artículo también discute el uso de terminología y los criterios de intervención, con referencia a las directivas internacionales de buena práctica. El objetico final es el realizar una crítica constructiva que permita establecer cómo se debe proceder para efectivamente conservar el patrimonio arquitectónico en toda su integridad, y con coherencia cultural, para el disfrute de generaciones contemporáneas y futuras.
Palabras clave: patrimonio arquitectónico, restauración arquitectónica, conservación, reconstrucción, anastilosis, educación, formación, competencia profesional.
Abstract
The paper discusses a series of architects and conservation projects from the last century, selecting some pioneering projects and later developments, evaluating then the situation in which architectural conservation finds itself today. The buildings, all public, although of different scales, are located in Spain, Italy, France, Great Britain, Saudi Arabia, Canada, Jordan, China and Japan, which will allow for broader discussion and international relevance. The final objective is to determine what the culture of architectural conservation is today and in the recent past, what are the international constants and local variations and what are their relationship with other cultures, and society in general. The interventions are presented in their context, including in the discussion, as considered appropriate in each case, processes, criteria, technologies used, as well as procurement and management systems. Fundamental issues of education, training and professional competence are also discussed, with a particular focus on the education and experience of architects involved in architectural heritage and other participants in the research, planning, design, execution and control of interventions, and the consequences regarding the project and the decision-making processes. The study makes it evident that there has been a regression in the discipline, with a worrying increase in reconstructions, often camouflaged in rhetoric of pseudo-conservation. In relation to this, the article also discusses the use of terminology and intervention criteria, with reference also to international guidelines of good practice. The final objective is to carry out a constructive criticism that allows establishing how to proceed to effectively conserve architectural heritage in all its integrity, and with cultural coherence, for the enjoyment of contemporary and future generations.
Keywords: architectural heritage, architectural conservation, preservation, reconstruction, anastylosis, education, training, professional competence.
1. Introducción
Los discursos contemporáneos sobre la restauración arquitectónica se encuentran claramente encallados en la historia de la restauración o en cuestiones técnicas, sin exponer y cuestionar las razones éticas de por qué restauramos hoy. Hay también una clara separación entre investigación y praxis. Mientras que la restauración de pintura y escultura se ha ya establecido como disciplina, sobre todo teniendo la teoría de la restauración de Cesari Brandi (1963) como cuadro formativo y práctico, la restauración arquitectónica presenta una clara disfuncionalidad y confusión. Esto no solo dificulta la buena práctica profesional con el consiguiente daño al patrimonio arquitectónico, sino que también impide el avance de la disciplina (González-Longo, 2024).
La forma en la que se conservan y restauran (o no) los edificios y sus entornos reflejan la cultura de su tiempo y lugar, pero sobre todo la de sus autores. No es casual que edificios como la Alhambra de Granada estén intrínsicamente ligados a Leopoldo Torres Balbás, el arquitecto que realizó la restauración más extensiva del monumento (Gallego Roca, 2018). En tiempos más recientes, grandes equipos científicos y técnicos han tomado protagonismo y autoridad, siendo el caso de Nôtre-Dame uno de los casos recientes más notables. Esta tendencia de trasladar el foco arquitectónico y cultural a un foco más técnico no ha sido hasta ahora suficientemente evaluada, cosa necesaria en estos momentos de confusión e incluso de regresión en la que se encuentra el campo de la restauración arquitectónica.
La restauración arquitectónica debe operar dentro de la disciplina de la arquitectura, pero teniendo sus específicas competencias, actividades y principios, que incluyen que los elementos nuevos deben ser compatibles y distinguibles, aunque integrados dentro de la composición arquitectónica. Fundamentalmente, el propósito de la restauración arquitectónica es la conservación del edificio, en su contexto, y la provisión de usos compatibles para asegurar su preservación para las generaciones actuales y futuras.
La restauración es, por definición, ejecutada en edificios considerados de valor, así que nos concentraremos aquí en proyectos realizados de una forma consciente del significado del edificio en cuestión. Discutiremos los proyectos desde una cultura contemporánea de la conservación, es decir, preocupada por establecer una correcta interpretación y presentación del edificio, de forma crítica y respetuosa con el material original y las subsecuentes adiciones. Es relevante destacar la importancia de los estudios históricos y arqueológicos para desvelar los valores que a veces a primera vista no son evidentes. Reconocemos que este articulo está basado en un punto de vista y sistema occidental, que ha sido el predominante en el establecimiento de la disciplina de la restauración arquitectónica. Aunque reconocemos la importancia de respetar culturas que privilegian lo intangible, creemos que el objetivo final de la restauración arquitectónica debe ser siempre el de conservar adecuadamente el patrimonio construido, y esto requiere específicas competencias profesionales.
Para intentar hacer una evaluación de la situación actual en lo que se refiere a la restauración arquitectónica, hemos seleccionado una serie de proyectos de varios países, que nos parecen representativos. Aunque la mayoría de los proyectos discutidos son de inmuebles declarados Patrimonio Mundial de la UNESCO, de los cuales solo mencionaremos algunas de las implicaciones que conllevan específicamente las intervenciones sobre ellos. Somos conscientes de que ésta es una selección limitada de proyectos prominentes, y con repercusión internacional. Hay obviamente muchas prácticas y enfoques en distintos profesionales y regiones, pero nos parece que la selección realizada, y el hecho que son todos edificios públicos pude hacer la discusión más efectiva.
2. Pioneros de la Restauración Arquitectónica Crítica
Hemos discutido con anterioridad la importancia de la intervención de Giacomo Boni y Guido Cirilli en el claustro del monasterio de S. Maria Nova en Roma (Figura 1) entre 1900 y 1907, la primera vez que se realiza una restauración arquitectónica de forma crítica, como lo entendemos actualmente (Gonzalez-Longo, 2006; 2021). Este era un proyecto extremadamente difícil debido a la condición del edificio y su compleja estratificación. Fue posible su ejecución gracias a la robusta metodología, conocimiento y análisis que Boni y Cirilli emplearon en este proyecto, con una particular atención a la arqueología, los rigurosos levantamientos y el uso del dibujo arquitectónico no sólo como documento e instrumento de análisis, sino también como método de comprobación de hipótesis y propuestas proyectuales. También hubo innovación tecnológica, como el uso por primera vez de la fotografía aérea. Debido a su educación y experiencia, Boni estaba en gran manera influenciado por la cultura restauradora Italiana que inicia con Camilo Boito, pero también por el pensamiento de su amigo John Ruskin, y de los miembros de la Society for the Protection of Ancient Buildings (SPAB). Todos ellos creían que se debía dejar a los edificios evolucionar, como había sucedido hasta el S. XIX, pero sin destruir las diferentes etapas de la evolución del edificio. Podríamos así decir que su buena práctica e innovación en restauración arquitectónica es el resultado de un fructífero intercambio cultural internacional, como había ya antes sucedido con Boito y su círculo (González-Longo, 2021).
La restauración de S. Maria Nova fue el resultado de un gran esfuerzo crítico y de conocimiento histórico, que permitió, a pesar de las dificultades técnicas, poner en relieve todas las fases del edificio. Desgraciadamente una reciente intervención en el edificio no ha tenido esto en consideración y se han cancelado algunas de las intervenciones de Boni. Debido al carácter abusivo de las obras cuando el edificio fue convertido, en la segunda mitad del S. XIX en cuartel, Boni, con la ayuda de Cirilli, tuvo que realizar un gran esfuerzo crítico, basado en su gran conocimiento de la historia de la arquitectura. Aplicaron un método que podríamos llamar ‘proyección estratigráfica’, exponiendo contemporáneamente fábricas de distintos periodos sin disturbar la imagen global de su arquitectura. Este método emana directamente de aquel usado por Boni en las excavaciones arqueológicas que realizaba contemporáneamente en el Foro Romano (Boni, 1901).
La influencia de este método, llegó, a través de Cirilli, hasta la obra de Carlo Scarpa, como se puede ver en su intervención en Castelvecchio (1959-1973). Éste es un proyecto en el que despliega su habilidad en añadir estructuras a través de una composición magistral de las fábricas existentes y nuevas. Scarpa consigue diferenciar e integrar al mismo tiempo la arquitectura antigua y contemporánea. Su característica ‘proyección estratificada’ ayuda a la presentación y ‘lectura’ de la arquitectura existente. La génesis de su obra no se puede entender si no se considera su contexto formativo: éste es un método transmitido a través de Cirilli, colaborador de Boni y maestro de Scarpa en Venecia, para el que éste también trabajó (Boni, 1901, 1913; Gonzalez-Longo 2021). Para Scarpa, como antes para Boni y Cirilli, el dibujo era el instrumento fundamental de conocimiento y análisis del monumento, así como de creación y experimentación del nuevo proyecto.
Scarpa continua con una serie de intervenciones de restauración en edificios como el Palacio Abatellis culminando con su trabajo en el Palacio Chiaramonte-Steri (Figura 2), ambos en Palermo. La historia del proyecto del Palacio Steri nos da varios puntos de reflexión sobre la importancia de la colaboración a todos los niveles para asegurar la conservación de edificios. En 1967, el Estado concedió a la Universidad de Palermo el uso del edificio en perpetuidad y de forma gratuita, como rectorado, y con la Soprintendenza ocupándose de la restauración. En 1972 el rector encargó un nuevo proyecto a Roberto Calandra, catedrático de Restauración de Monumentos, el cual llamó a Scarpa como consultor, formando un equipo junto a Nino Vicari, profesor de Tecnología, Camillo Filangeri, profesor de Historia de la Arquitectura y el arquitecto Fabio Lombardo. En los seis años siguientes, hasta su trágica muerte, Scarpa trabajó muy de cerca con el equipo y los trabajadores durante las obras. Parte de sus innumerables dibujos con notas se exponen ahora de forma permanente en el edificio junto con otros detalles del proyecto de restauración, que duró 20 años. Todo esto demuestra la continua apreciación y puesta en valor del edificio por parte de sus propietarios y usuarios y cómo el diseño contemporáneo de calidad es una herramienta fundamental para la conservación arquitectónica.
3. El Proyecto Contemporáneo como Instrumento de la Restauración Arquitectónica
Las experiencias – positivas y negativas -, de la posguerra, hasta llegar a los años 80 del siglo pasado en el campo de la restauración arquitectónica, culminaron con un grupo de excepcionales profesionales y académicos. A partir los años 90 del siglo pasado se produjo un momento de gran riqueza e innovación en la restauración arquitectónica, y en la arquitectura en general. Entre éstos, discutiremos dos proyectos en tipos de edificios muy diversos, en Italia y España: la Cripta Balbi en Roma y el Palacio Cibeles en Madrid.
La intervención en la Crypta de Balbi fue proyectada en 1982 por la recientemente desaparecida arquitecta Maria Letizia Conforto, con Massimo Lorenzetti (StudioF27) (Figura 3). En este edificio de complejísimas estratificaciones que reflejan la milenaria historia de la ciudad de Roma, se realizó una restauración seminal, con soluciones muy innovadoras de anastilosis, en donde las partes ausentes se complementan con ligeras estructuras metálicas. Esta operación virtuosa consigue presentar el edificio con una claridad que parecía imposible ante tanta complejidad. El enfoque de restauración urbana, el uso de materiales modernos (hormigón y acero) y el empleo de las formas contemporáneas permiten un diálogo muy efectivo con el antiguo, creando nuevas composiciones que ayudan a la lectura del existente. Las rutas de visitantes se integraron de forma ligera, reversible y distinguible, y con una intervención mínima, usando aperturas ya existentes.
La restauración del Palacio Cibeles, el edificio central de correos en Madrid, construido entre 1904–18, fue realizada por Francisco Rodriguez Partearroyo y su equipo (Arquimatica SLP). El edificio fue transformado para uso del ayuntamiento de Madrid como centro cultural (Figura 4). Aunque lo más visible es la nueva cubierta del gran patio, el edificio fue cuidadosamente restaurado y reconfigurado para el nuevo uso, lo que envolvió un sofisticado y sostenible diseño ambiental. El proyecto fue ganado en 2004 mediante un concurso de ideas convocado por el ayuntamiento en colaboración con el Colegio de Arquitectos de Madrid, un procedimiento que desgraciadamente no es común en la mayoría de los países y que se debería promover por parte de los gobiernos centrales y locales. Aquí se debe también destacar que, a diferencia de otros países, la competencia profesional de los arquitectos en España incluye las estructuras e instalaciones, por lo que es posible una mejor integración del proyecto.
Partearroyo, Conforto y sus colaboradores, como antes Boni y Scarpa, crearon dibujos muy detallados de las intervenciones. Su calidad demuestra una vez más que no sólo son instrumentos para la restauración, sino excepcionales documentos de las intervenciones, muy necesarios para entender todo su alcance y para formar nuevas generaciones de arquitectos.
Aunque se han publicado extensamente en revistas de arquitectura, intervenciones en edificios históricos en ruinas, como el Museo Diocesano St Kolumba en Colonia o el Neues Museum en Berlín – un edificio que había estado en ruinas casi 60 años -, se tendrían que haber debatido más los aspectos de conservación. El hecho de que en el Neues Museum el proyecto se dividiera en dos – el proyecto del nuevo por David Chipperfield Architects y la conservación del existente por Julian Harrap Architects -, plantea muchas preguntas sobre la integración del proyecto arquitectónico y la restauración en la actualidad. Aunque esta intervención retoma algunas de las pautas de Castelveccho, se realizó de modo muy diferente y siguiendo la práctica habitual en Reino Unido de emplear en tándem un arquitecto ‘del nuevo’ y un arquitecto restaurador. Esto tiene unas implicaciones que es caso del Neus Museum, a pesar de alguna incongruencia de criterio de intervención, han concluido con un resultado de gran calidad, y en la que ciertamente, y como debería ser siempre, la fábrica histórica fue conservada.
Aunque no tan conocido como el proyecto del Neues Museum, la conservación de la Sala delle Cariatidi en el Palacio Real de Milán es una intervención de gran interés (Palazzo et al. 2010; Carbonara et al, 2012). La sala fue dañada durante un bombardeo en 1943, con la pérdida del techo, siendo después abandonada. Su restauración fue el resultado de decisiones críticas y de la intención de mantener su apariencia de ruina, pero con la necesidad funcional de reconstruir el techo, que se hizo anteriormente a la intervención en las paredes. Esta intervención es un testimonio a la madurez a la que ha llegado la ciencia de la conservación en Italia, tanto desde el punto de vista del diagnóstico como de la intervención en materiales. A pesar de intentar sólo hacer una intervención de consolidación y protección, fue necesario realizar rellenos con nuevos ladrillos, de dimensiones y posiciones muy diferentes, a los que se aplicaron veladuras de cal para suavizarlas cromáticamente. Las esculturas, capiteles, y otras decoraciones de los azulejos fueron también integrados, resistiendo la reconstrucción total, pero considerando en todo momento la totalidad y la composición arquitectónica. Esto llevó a un tratamiento ligeramente diferente de las partes alta y baja de la sala, necesitando las partes inferiores más añadido de materiales para conseguir una efectiva integración con un acabado superficial de camuflaje (Palazzo et al. 2010).
4. La Fortuna del Patrimonio Arquitectónico hoy: Identidad Nacional, Turismo, Ruina y Reconstrucción
El enfoque científico y conservativo prevalece todavía hoy en intervenciones en algunos sitios arqueológicos, como podemos ver en dos proyectos recientes de cooperación internacional en Jordania, aunque muchas de las intervenciones en contexto arqueológico, por ejemplo, en la Basílica Ulpia en el Foro de Trajano de Roma son claramente reconstrucciones. La tensión entre los objetivos de la restauración arquitectónica, los de la arqueología, y, mucho más impactante, los del turismo es más palpable que nunca hoy en los grandes sitios arqueológicos de Roma y Atenas.
El Qasr al-Mushatta, un palacio en el desierto en Jordania, fue restaurado entre 2009 y 2014. Financiado por el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán, el proyecto fue dirigido por el Prof. Dr. Johannes Cramer, de la Univesidad Politécnica de Berlín, el Staatliche Museen zu Berlin y el Departamento de Antigüedades del Reino de Jordania, con la ayuda de la Fundación Alemana de Investigación (Deutsche Forschungsgemeinschaft) y la Fundación del Patrimonio Cultural Prusiano (Stiftung Preußischer Kulturbesitz) (Staatliche Museen zu Berlin, n.d). Gracias a estos fondos se pudo realizar una exhaustiva excavación arqueológica e investigación arquitectónica, así como estudios histórico-artísticos, geofísicos, de los materiales y su conservación, aportando nuevos conocimientos e interpretación del edificio y su significado, en el que se usan modelos multiculturales anteriores para crear nuevo arte.
Éste es uno de los ejemplos más importantes de la arquitectura islámica de mediados del siglo VIII, que, a pesar de los daños sufridos como consecuencia de un terremoto en el siglo IX, conservaba una importante decoración en la fachada principal hasta que tres cuartas partes de ésta fue regalada por el sultán Abdulhamid II al káiser Guillermo II, llevándoselos a los museos de Berlín en 1903. Mientras estos restos eran admirados por los visitantes, su sitio original en Jordania estaba en una condición muy vulnerable de deterioro y saqueo. Tras la investigación y la reconstrucción de los restos, el sitio se abrió como atracción turística. Algunos de los arcos del palacio principal, derrumbados en el siglo IX, y otros muros se han reconstruido a partir del material original, con la intención de ayudar a la lectura del edificio. La intención es que el proyecto sea un ejemplo para otros similares. Además de la metodología en la que la investigación científica preliminar está estrechamente ligada e informa el proyecto de restauración, se incidió también en la formación del personal local, a través de una transferencia de conocimientos de manera que las autoridades jordanas puedan llevar a cabo el proyecto de forma autónoma.
El castillo de Qusayr ‘Amra es otro caso interesante en Jordania de cooperación internacional – en este caso con España e Italia -, en un sitio Patrimonio de la Humanidad. En este proyecto se realizó un detallado Plan Director en 2014 (Site Management Plan), y una extensiva investigación que ha conducido a una gran cantidad de nuevo conocimiento. El profesor Ignacio Arce de la Universidad Germano-Jordana, arquitecto y arqueólogo, dirigió los trabajos de restauración del sistema de bóvedas, las fachadas y una parte del sistema hidráulico (Arce, 2022). Gracias a la Fundación Gerda Henkel, se restauró la sala de recepción del Hammam mediante anastilosis, la puerta de entrada y el pavimento. También en este proyecto se puede admirar el uso del dibujo como herramienta de la restauración.
Las consideraciones temporales son importantes en restauración. Estos sitios en Jordania fueron dañados durante un largo espacio de tiempo. En otros casos se produce la destrucción en horas, como sucede con los incendios, en los que hay implicaciones también de trauma en los usuarios y comunidades que valoran el edificio, locales o turistas. El caso más prominente hoy es el de la Catedral de Nôtre-Dame en Paris, después del incendio de 2019. Como sucedió un siglo antes en Venecia, tras el colapso de la torre de San Marcos, la decisión de reconstruir Nôtre-Dame fue política y muy rápida, como rápida es también la restauración a un coste de aproximadamente 700 millones de euros (340,000 personas de 150 países hicieron donaciones). Aunque inicialmente se estableció la apertura, al menos parcial, en junio del 2024, a tiempo para los Juegos Olímpicos en Paris, se ha confirmado ahora que será a finales del 2024. Fundamental es la eficiente gestión del proyecto, con una clara indicación de roles y responsabilidades. El Ministerio de Cultura se encargó de todo lo referente a la contratación. Importante para acelerar el proceso de restauración fue la red nacional existente del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS), líderes del proyecto, ampliada con universidades y con muchos desafíos en lo que se refiere a los diversos tiempos que requiere la investigación científica y la obra de restauración (ICOMOS, 2022).
A pesar del dramático y devastador incendio y de la gran pérdida de la aguja de Eugène-Emmanuel Viollet-le-Duc, Nôtre-Dame ha sobrevivido en gran medida. El edificio se está reconstruyendo para que su apariencia sea la de justo antes del incendio. Claramente, esto será siempre imposible, por muchos motivos, no solo por la destrucción del material original y muchos detalles, sino también porque durante los trabajos han aparecido nuevos restos arqueológicos que requieren una nueva presentación. Se pueden utilizar materiales similares y las mismas técnicas, pero el edificio no será el mismo, a pesar de las narrativas presentes en el proyecto y la extensa publicidad que se está realizando para promoverlo. Haría falta una discusión más amplia sobre los criterios de intervención empleados y más detalles sobre el material original que sobrevivió después del fuego y después de la reconstrucción.
La gran restauración anterior en Nôtre-Dame de París fue realizada por Viollet-le-Duc, junto con Jean-Baptiste Lassus, durante 25 años (1844-1869). A pesar de su juventud, le-Duc y Lassus tenían no sólo una muy sólida formación arquitectónica sino también un gran sentido ético. Su proyecto incluía un informe preliminar realizado en 1843, dirigido al Ministro de Justicia y Culto, explicando sus criterios de restauración y propuestas, en el que decían:
“La restauración puede ser más desastrosa para un monumento que los estragos de los siglos y la furia popular” (Lassus and LeDuc, 1843).
Como hemos ya dicho el tiempo es importante en la restauración arquitectónica ya que se trata de actividades complejas que la mayoría de las veces requieren también investigaciones y estudios preliminares que pueden llevar meses e incluso años. Hay que también destacar que incluyó elementos nuevos en el edificio, utilizando artesanía tradicional, pero con un diseño contemporáneo. Este enfoque es el que ha permitido que el patrimonio arquitectónico llegue hasta nuestros días, por ser el más sostenible al adaptarse a las necesidades contemporáneas. Sin embargo, este criterio no se está siguiendo en la intervención actual, donde el objetivo fundamental es volver a la apariencia que el edificio tenía antes del incendio.
Ya plasmamos en nuestra memoria de proyecto para el concurso alternativo (Figura 5) lo que consideramos hubiera sido la intervención adecuada, consistente en el uso de todas las partes originales que han sobrevivido, un diseño nuevo de bajocubierta para acceso del público y de la aguja, inspirado por la intervención de Viollet-Le-Duc (Gonzalez-Longo & Milanov, 2019). El diseño de este espacio de bajocubierta incluía la reconstrucción didáctica del techo de madera original y las bóvedas inferiores. La aguja, encargada a Violet-le-Duc como resultado de un concurso, se destruyó en el incendio, pero se han salvado elementos del techo y de las bóvedas inferiores y se podrían utilizar para reconstruir. Esto es lo que ocurrió en la restauración de la Iglesia de San Francisco en Asís (Italia) después del terremoto, cuando uno de los nervios de las bóvedas originales que habían sobrevivido se incorporó en la reconstrucción. Esto no solo es una valiosa evidencia histórica material, sino que hace de efectiva conexión simbólica, emocional y visual entre el pasado y el presente, en un continuum al que toda obra de restauración, y de arquitectura en general debe aspirar.
El Salón de Estado en el Castillo de Shurijo en Japón fue también víctima de las llamas en 2019. Como en Nôtre-Dame, se tomó la decisión de reconstruir el edificio para volver a su estado original antes del incendio. El simposio y la exposición de ICOMOS (2022) para discutir las restauraciones en los casos emblemáticos en Francia y Japón y reflexionar sobre las respuestas de ambos países a la destrucción, ayudó a clarificar los motivos de las reconstrucciones. En él se presentaron los proyectos en su contexto físico y cultural y los diferentes puntos de vista. Se hizo claro que mucho material original se perdió con el fuego, pero también la importancia de las emociones y las memorias de la gente. La intervención como usuario del edificio de P. Gilles Drouin, del Institut Supérieur de Liturgie y delegado del Arzobispo de París para el desarrollo litúrgico y cultural de la Catedral de Nôtre-Dame recordó que los edificios religiosos, en este caso de culto Católico, son un caso particular del patrimonio arquitectónico y cultural. El edificio ha tenido el mismo uso y propietario que cuando se construyó en el S. XII y, a pesar de todos los cambios que ha experimentado, se ha conservado de acuerdo al proyecto original de Maurice de Sully, en una necesaria dinámica de permanencia y no-permanencia. Esto significa que la estructura general original es todavía legible, pero los espacios y elementos han cambiado con los tiempos. Dos diferencias fundamentales en el uso del edificio respecto el tiempo de Viollet-le-Duc son el cambio de ritual después del Concilio Vaticano II y la presencia de una enorme cantidad de turistas, no movidos, como antes, por creencias religiosas (ICOMOS, 2022).
Más complicado es el caso de cómo intervenir después de los dos incendios en la Glasgow School of Art de Charles Rennie Mackintosh. Después del primer incendio organizamos un Symposium a la British School at Rome para discutir el proyecto con el equipo y otros académicos y profesionales Italianos que habían confrontado casos similares (UoS/SUR, 2016). También organizamos visitas a proyectos como la Crypta Balbi, ya mencionada, así como a la Rampa del Palatino (Figura 6) y el Oratorio dei Quaranta Martiri, en donde la desaparecida arquitecta Claudia del Monti realizó restauraciones didácticas e intervenciones contemporáneas de gran calidad que mejoraron en gran medida la presentación de los monumentos.
Las intervenciones que se están realizando en el edificio del Parlamento en Westminster, Londres y el Parlamento de Canadá, están dentro de una categoría de adaptar los edificios a nuevas necesidades funcionales, de seguridad y energéticas. En el caso de Londres, se centran en los trabajos críticos para la seguridad, incluyendo incendios e instalaciones y, como último elemento aparece la conservación de la estructura del edificio, incluida la mampostería (Houses of Parliament, n.d.). Reino Unido es uno de los pocos países con registros y sistemas de acreditación en restauración para arquitectos y otros relevantes profesionales. La compañía de arquitectos especialistas en restauración Donald Insall Associates han contribuido a las obras de restauración en el edificio desde hace más de 30 años, realizando también en 2007 el Paln Director de Restauración (Conservation Management Plan) , que revisaron en el 2017 (Donald Insall Associates, n.d). La nueva intervención ha dado la oportunidad de realizar una extensiva investigación arqueológica e histórica sobre el edificio, incluidos sus sistemas de ventilación y calefacción. Esto ha permitido no sólo crear una gran base de datos que se ha incorporado en un modelo BIM, sino también revisar el significado e importancia del edificio. A pesar de eso, no existen mucha información pública sobre cómo todo este nuevo conocimiento está informando la intervención y presentación del edificio.
Un enfoque de proyecto similar se está siguiendo en la intervención en el bloque central del Parlamento de Canadá en Otawa. Aunque en ningún momento se habla de restauración sino de renovación y rehabilitación. Como en Wenstminster, la intervención se focaliza en los aspectos tecnológicos, en particular la puesta al día de los servicios, con actuaciones también de reparación en lo que se refiere a la fábrica del edificio e interiores (Gobierno de Canadá, n.d).
Volviendo a Oriente Medio, es remarcable el cambio de rumbo de Arabia Saudita respecto a su patrimonio arquitectónico, como parte de su intención de convertirse en un destino turístico. Se ha anunciado recientemente que se intervendrá en más de cien sitios históricos en las dos ciudades santas de La Meca y Medina (MEMO, 2023). Entre los megaproyectos ya iniciados en Arabia Saudita está la gran expansión urbana alrededor de las ruinas del distrito de At-Turaif en ad-Dir’iyah, dirigido por miembros de la familia real saudita, cuyos orígenes están en este lugar. Fundado en el siglo XV, fue en e1727 la primera capital de la dinastía saudí, e incluye los restos de muchos palacios y un conjunto urbano construido en tierra cruda, en el borde del oasis de ad-Dir’iyah. Fue un importante centro para el comercio y las rutas de peregrinación y es ahora Patrimonio Mundial de la UNESCO. Aunque se realizó un detallado plan Director (Management Plan) en 2009 para su inscripción en el Patrimonio Mundial, y es admirable su aspiración de sostenibilidad en todos los aspectos, el proyecto se ha basado en la materialidad y funcionalidad de los edificios más que en el estudio histórico, arqueológico y arquitectónico del distrito. Esperan albergar una población de 100.000 habitantes y 25 millones de visitantes anualmente (DGDA, n.d).
Se ha realizado un gran despliegue de medios, y cuentan con la participación de varios consultores y compañías internacionales. Es un equilibrio delicado entre las ruinas existentes, de tierra cruda, que están muchas de ellas ahora siendo reconstruidas para ser reutilizadas y las nuevas construcciones, utilizando modernas tecnologías, como estructuras metálicas. La materialidad es un aspecto muy relevante en la restauración, siendo muy importante la compatibilidad entre los materiales históricos existentes y los nuevos añadidos, así como la vulnerabilidad de los materiales originales y las condiciones climáticas a los que están sometidos. Pero sobre todo, la restauración arquitectónica debe considerar los aspectos culturales, la historia del edificio y su contexto.
En la misma línea de grandes desarrollos urbanos están también inscritos los proyectos de intervención de David Chipperfield Architects en Shanghai, China. En el Rockbundm, un edificio de los años 1930, el enfoque de proyecto ha sido un gran cambio respecto a prácticas anteriores de demoliciones y reconstrucciones en la ciudad. El proyecto duró dieciocho años y fue promovido por inversores internacionales. La restauración se ha realizado cuidadosamente, incluyendo la limpieza y reparación de las fachadas e interiores. Chipperfield (2024) reconoce cómo aplicaron en estos proyectos lo que aprendieron durante el proyecto del Neues Museum en Berlín. El respeto a la fábrica original es palpable, pero más investigación histórica y análisis crítico hubiera ayudado a una presentación más efectiva de los edificios y su significado, ya que aparece demasiado uniforme su tratamiento.
A este punto, y antes de proceder a la discusión, es importante considerar el contexto de cada país y proyecto en cuanto se refiere a la educación de los trabajadores y profesionales de la restauración, sus referencias culturales y la terminología que emplean. Con la excepción de Italia, existe muy poca educación en conservación en las escuelas de arquitecturas como parte de los estudios de licenciatura. Hay más a nivel de máster, pero la mayoría se concentran en los aspectos de gestión patrimonial y documentación, muy pocos orientándose al proyecto total de restauración arquitectónica como verdadero proyecto arquitectónico que es. Se debería incluir los necesarios aspectos del diseño de las ‘lagunas’ (lacune) y del criterio para el diseño de los nuevos elementos, fundamental en restauración, ya que siempre existe la necesidad de adaptación a usos contemporáneos, incluyendo aspectos de accesibilidad y energía.
Un aspecto que no ha sido tomado hasta ahora con la importancia que se merece es la trayectoria de educación, influencias y experiencias culturales de los que toman decisiones en las restauraciones arquitectónicas. En los proyectos que hemos discutido aquí, hay claras líneas de influencia. Una obvia es la competencia profesional, por ejemplo, la diferencia de decisiones que un arquitecto y un arqueólogo toman, considerando que los objetivos de su trabajo son muy diferentes. Por este motivo es crucial tener al frente del proyecto de restauración arquitectónica a un arquitecto, como lo es el tener un arqueólogo dirigiendo una excavación arqueológica. Y nos referimos a una dirección científica y ejecutiva, evitando influencias políticas que puedan distraer el objetivo del proyecto de restauración: conservar el edificio y presentarlo de la mejor manera posible.
Tenemos que considerar con detalle cómo estos profesionales que diseñan el proyecto y toman las decisiones se han formado. Como hemos visto en el caso de Francia, y es el caso también en Japon, los arquitectos que dirigen estos proyectos de restauración han seguido unos estudios muy específicos en cursos oficiales, y de esta forma, todos siguen una misma escuela metodológica y de pensamiento sobre la restauración. En Italia existen similares escuelas de especialización, pero la ruta de los arquitectos responsables de restauración no es tan directa y unitaria como en Francia y Japón. En Reino Unido, hay registros de arquitectos acreditados en restauración, y aunque la realización de un máster de restauración es tenida en cuenta para reducir el número de años de experiencia necesarios para la acreditación, está basada no en la formación sino en la experiencia profesional, que puede haber sido muy diversa.
En países en los que no existen cursos específicos de restauración arquitectónica los gobiernos envían a un grupo pequeño de estudiantes a formarse en el extranjero, con una preferencia de países en los que los cursos están más establecidos: Italia, Reino Unido, Francia, Bélgica, España y Estados Unidos principalmente. Dentro de estos países son sólo uno o dos los cursos más frecuentados. Es importante tener en consideración esta limitación ya que inevitablemente reduce la variedad cultural y desarrollo de la disciplina. Deben siempre promoverse métodos que permitan y estimulen el pensamiento crítico, así como la diversidad cultural. Formar arquitectos, conservadores y artesanos, capaces de educar a profesionales de un alto nivel, lleva un tiempo y esfuerzo que la mayoría de las veces no se considera en su totalidad. La pregunta de quién ha enseñado a los profesores o de cuáles son sus credenciales para formar a otros, es muy pertinente y crucial. Hasta que no haya sistemas robustos, en este sentido, será imposible avanzar en el campo de la restauración arquitectónica.
Uno de los aspectos en los que estos formadores necesitan incidir más, es en el de la terminología, que se está volviendo, en el campo de la intervención, totalmente disfuncional. Esto resulta evidente estudiando los proyectos discutidos, en los que aparecen una gran cantidad de términos, muchas veces en conflicto. El más obvio es el que parece ya casi irreparable: la incorrecta traducción al inglés de restauración como restoration, en vez de conservation; en Estados Unidos, la restauración es historic preservation. A partir de ahí, términos como preservación, conservación, renovación, re-funcionalización, rehabilitación, entre muchos otros, son usados indistintamente, y solo cuando se estudia en detalle el proyecto podemos entender qué tipo de intervención se ha realizado. Como cada disciplina, la restauración arquitectónica necesita un claro y consistente uso de terminología y se debe trabajar colectivamente en este sentido.
5. Discusión
Los discursos teóricos y el acto de restaurar un edificio parecen estar más separados que nunca en el último siglo. Considerando todos los proyectos que hemos visto, es claro que necesitamos ampliar la discusión sobre las implicaciones de las extensivas reconstrucciones que se están produciendo. Es necesario que en proyectos de restauración arquitectónica haya más claridad y se den más detalles sobre la nueva materialidad, que ha quedado exactamente del original y cómo estas nuevas construcciones serán tratadas en el futuro. Aparte de lo cuestionable de una intervención de reconstrucción, desde el punto de vista ético y teórico, un aspecto muy importante a considerar, que se ha ignorado la mayor parte del tiempo, es, cuál será la durabilidad y las necesidades de reparación de los añadidos que intentan imitar a la fábrica tradicional antigua pero que se realizan con materiales modernos.
No todas las reconstrucciones son iguales; uno de los aspectos más importantes de la restauración de Nôtre-Dame es como está actuando como verdadero lugar de formación y transmisión de conocimiento, en particular con los compagnons (artesanos altamente cualificados) y será interesante ver en el futuro el efecto que esto tiene en el patrimonio y la industria de la restauración francesa e internacional. Sin embargo, se ha divulgado poco sobre la formación de otros profesionales, y los aspectos proyectuales, así como de las medidas de protección contra incendios. Las catedrales han tenido durante su historia nuevos diseños añadidos; musealizarlas tiene muchas implicaciones negativas, no sólo técnicas sino también culturales.
Es importante presentar los criterios de intervención antes de las soluciones técnicas. Paradójicamente, proyectos como el de Nôtre-Dame se refieren a la Carta de Venecia, quizás el documento al que más se recurre, aunque lo que en realidad dice la Carta, de la cual este año es precisamente su 60 aniversario, es lo siguiente:
“Cualquier trabajo de reconstrucción deberá, sin embargo, excluirse a priori; sólo la anastilosis puede ser tenida en cuenta, es decir, la recomposición de las partes existentes pero desmembradas. Los elementos de integración serán siempre reconocibles y constituirán el mínimo necesario para asegurar las condiciones de conservación del monumento y restablecer la continuidad de sus formas.” (Carta de Venecia, 1964)
Se tendría que explicar más en la difusión de la obra de reconstrucción en este caso, dado que la catedral es un monumento nacional, y como tal dirigido directamente por el ministerio y sus arquitectos de la sección de monuments historiques. Estos arquitectos siguen la sólida formación tradicional en la escuela de especialización de Arquitectura y Patrimonio de la École de Chaillot, creada en 1887. Como bien sabemos Francia fue uno de los precursores de la moderna restauración, que influenció también la restauración en Italia (Gonzalez-Longo, 2021). Sin embrago, en Francia se siguió con Viollet-le-Duc la vía de las reconstrucciones, intentando volver a un estado de forma material, pero claramente no intelectual. Le-Duc utilizaba materiales modernos y formas contemporáneas en los añadidos, un enfoque que se ha ahora abandonado.
Sorprende la falta de debate nacional e internacional sobre intervenciones como ésta o la del Parlamento de Westminster, especialmente considerando los encendidos debates de finales del siglo XIX en Reino Unido, sobre todo los de SPAB y durante la segunda mitad del siglo XX, con importantes arquitectos restauradores como Sir Bernard Feilden que tuvo una extraordinaria influencia internacional (Linstrum, 1998). Otro debate que también ha faltado es sobre el significado actual de Nôtre-Dame y cuál debe ser su función exacta, entre las necesidades de culto y las presiones que el turismo conlleva. En la época de Viollet-le-Duc, el uso religioso de culto era el objetivo principal, mientras que hoy el uso turístico tiene que tenerse en consideración.
La sociedad del pasado siglo no es la misma de hoy, y la transformación digital de los últimos años ha cambiado nuestro mundo, sobre todo en lo que respecta la importancia de la imagen y la inmediatez. Sin duda esto ha hecho cambiar el sistema de valores en los que se asienta la atribución de significado patrimonial, pero no debería afectar a la conservación de monumentos. Éstos no deben estar sometidos a las creencias de cada tiempo, sino que se tienen que considerar las generaciones futuras. Los principios morales de Ruskin y SPAB se han sustituido con la necesidad de atraer turismo para crear una economía.
Los proyectos públicos de alto perfil, como Nôtre -Dame, tienen un elevado contenido político, y se deben realizar esfuerzos adicionales para centrar la atención en la importancia y las necesidades reales del edificio y en la excelencia del proyecto de conservación arquitectónica, que incluye el uso de tecnologías de punta, ciencia del patrimonio y, obviamente, diseño arquitectónico. El informe mencionado de Lassus y LeDuc (1843) pide prudencia y discreción en la intervención, que sigue siendo hoy un enfoque pertinente en todos los proyectos de restauración.
Es curioso que en muchos de los proyectos discutidos, no es claro quién lidera el proyecto arquitectónico y quién toma las decisiones finales respecto a la restauración, desde el punto de vista cultural e intelectual. También hay una ausencia de discusión sobre el significado de los edificios y su presentación, desde el punto de vista histórico-artística es muy limitada, cuando debería estar en el centro de la intervención. Se destacan siempre las capacidades tecnológicas y el interés en modernizar los edificios más que su valor arquitectónico. Esto repercute en un gran empobrecimiento respecto a proyectos anteriores, y es preocupante que la tendencia sea sólo la modernización, sin integrarla en un proyecto arquitectónico y cultural. En un proyecto de restauración arquitectónica el edificio histórico debe ser siempre la prioridad.
Otra tendencia que parece prevalecer es la de la priorización de la arqueología frente a la arquitectura. Es bien conocida la tensión histórica entre las dos disciplinas, y parece incrementarse hoy, sobre todo si uno visita ciudades como Roma. Es como si volviéramos a la mitad del siglo XVIII cuando el valor arqueológico prevalía y los edificios históricos se convirtieron en artefactos que crean imágenes idealistas del pasado o documentos. Es desesperanzador que se ignoren las experiencias y avances en la restauración arquitectónica en el último siglo.
La falta de fondos afecta negativamente el mantenimiento del patrimonio arquitectónico, pero, demasiados, pueden dar pie a más obra nueva de la que sería deseable. Igualmente la capacidad tecnológica puede impactar negativamente y tomar más protagonismo que el mismo edificio histórico. Las herramientas de trabajo no deben nunca ser el centro de la operación sino instrumentos. Si no existe un enfoque cultural y un conocimiento de todas las complejidades de edificio, de forma integrada, los distintos aspectos serán considerados en aislamiento, perdiendo el significado total. Como hemos visto en los casos de Jordania, las investigaciones preliminares directamente informan la forma en la que se restauran los edificios, y hay que darles el tiempo y atención necesarios, además de tener el equipo profesional adecuado, incluyendo científicos especializados en el estudio del patrimonio (Zendri and Gonzalez-Longo, 2024).
Los incendios son desgraciadamente demasiado frecuentes en el patrimonio arquitectónico. Cuando ocurrían en 1666, como en el caso de la Catedral de San Pablo en Londres, se demolía y se construía otra nueva. En el siglo XXI nuestra conciencia histórica y cultural de la restauración es distinta y no podemos permitir perder éste patrimonio. Lo que nos tenemos que preguntar, caso por caso, y en detalle, es si de verdad la reconstrucción es necesaria, y en caso afirmativo, minimizarla y presentarla claramente como una reconstrucción y no como si fuera el original. Las nuevas tecnologías digitales, sobre todo los scanner 3D, facilitan en gran manera la documentación de los edificios. El problema es cuando estos documentos se vuelven plantillas de intervención para reconstruir un edificio de acuerdo a una apariencia anterior. Quizás esta apariencia será la misma pero el significado de edificio será totalmente diferente. Debemos insistir en el hecho de que las competencias profesionales especializadas como arquitectos restauradores o arqueólogos son necesarias, pero también lo es la adaptación de estos profesionales al ambiente digital.
La intervención en el patrimonio arquitectónico se está convirtiendo en uno de los sectores más importantes dentro de la industria de la construcción y no sólo es necesario, sino también urgente, formar más arquitectos y otros profesionales especializados en restauración. Tenemos que dar a las nuevas generaciones una mejor educación histórico-crítica, basada en el pensamiento crítico, el conocimiento de la historia de la arquitectura y de la restauración y las habilidades necesarias, como el dibujo, y las herramientas digitales, que les ayuden en el análisis de sitios y edificios complejos (ICOMOS CIF, 2023). Esto les preparará para enfrentarse a todos los retos que la restauración del patrimonio arquitectónico plantea de una forma inteligente, conociendo y entendiendo el edificio y el lugar en profundidad antes de proyectar la intervención. Sin rigor científico, crítica e interpretación arquitectónica no puede existir la restauración. Antes de ‘tocar’ el edificio, necesitamos entenderlo, su valor, significado y contribución en su contexto urbano y cultural, pero también emocional.
Como hemos visto, la dirección y la composición de los equipos profesionales que se ocupan de proyectos de restauración arquitectónicas varían. Lo que parece ser una tendencia actual es el control directo de gobiernos nacionales sobre las intervenciones en monumentos importantes, y el paso a un segundo plano de los arquitectos y otros especialistas en restauración. Esto de ninguna manera puede ser positivo para el patrimonio y debemos recordar que en los proyectos de restauración, el edificio y las generaciones presentes y futuras son también una forma de cliente, no sólo el propietario actual del monumento.
Los conservadores de pinturas eran al principio artistas o artistas-artesanos, para pasar, en el S. XX a ser restauradores profesionales con rigor y metodologías científicas. Esto es adecuado para pinturas, esculturas y otros objetos de arte ‘intocables’. Los edificios, sitios arqueológicos y otro patrimonio arquitectónico son muy distintos, ya que, idealmente están habitados y/o reciben visitantes. Los edificios no son artefactos de museo, sino que están ocupados, como consecuencia, deben contar con disposiciones adecuadas para su funcionalidad, la comodidad de sus usuarios, así como minimizar el consumo de energía, pero sin dañarlos. La reforma de 2013 del Código Técnico de la Edificación en España exige a los arquitectos un conocimiento exhaustivo de las características constructivo-estructurales de los edificios, pero esto no es suficiente. Los conservadores de edificios son y serán siempre arquitectos con una adecuada formación que combine a la vez las metodologías y rigor científico y la capacidad de proyectar nueva arquitectura de calidad.
6. Conclusiones
Cuando se toman decisiones políticas y rápidas de reconstrucción de edificios históricos como eran ‘originalmente’ es con frecuencia basándose en una alegada preferencia del público. Esta intención original encuentra un doble problema. En primer lugar, estos edificios, como casi todos los edificios antiguos, habían sido construidos en distintas fases, así que es una quimera pretender que este estado ‘original’ existe. El segundo problema es el del público que se tiene en cuenta. Siendo política la decisión el público tiende a ser el local, pero claramente la mayoría de visitantes que estos edificios reciben son turistas. Esto es aparente en el caso de Nôtre-Dame, en donde echamos de menos un proyecto integrado de conservación y nuevo diseño, explicando cómo el proyecto afronta la creación o recreación de un espacio único y una experiencia conmovedora: una reinterpretación del espacio sagrado en el siglo XXI.
Nos debemos plantear qué está sucediendo en el campo de la restauración arquitectónica para que directivas como la Carta de Venecia, previamente aceptadas por la comunidad científica internacional, hoy en día sean ignoradas. Los autores de la Carta tenían un gran conocimiento de la historia y una experiencia de primera mano sobre lo que implica intervenir sobre un edificio: Piero Gazzola y otros autores de la Carta participaban en el proyecto de Castelvecchio cuando se redactaba. Tenemos que asegurarnos que este trabajo invaluable no sea sustituido con opiniones basadas en populismo, tendencias temporales y ninguna evidencia. Las Cartas y Convenciones de ICOMOS, así como las recomendaciones del Consejo de Europa, han jugado un papel importante como referencias internacionales, pero su cantidad y diferentes prioridades dificultan que el público –e incluso los profesionales- las utilicen eficazmente. Se deben crear grupos de trabajo para discutir y dar nuevas directrices, quizás esta vez con arquitectos del ‘nuevo’ incluidos. Cuanto más opere la restauración arquitectónica dentro del campo de la arquitectura, en el más amplio sentido, mejor será, aunque, como ya se ha mencionado, la restauración necesita una formación altamente especializada y rigurosa.
Conocer bien el edificio y saber que se debe conservar es el primer paso para saber cómo se debe proyectar. Aunque este enunciado parezca obvio, nos encontramos demasiadas veces con actuaciones estándar que reflejan pobreza cultural, falta de competencia profesional y de habilidad de diseño. Un ejemplo de esto es, no sólo las extensivas reconstrucciones de edificios, sino también, desgraciadamente, un excesivo y frecuente ‘fachadismo’ – completo vaciado de edificios históricos dejando sólo la fachada -, o la adición de volúmenes tipo ‘caja’, de madera o zinc, encima o al lado de edificios históricos. Esta pobreza en las intervenciones denota una falta de comprensión de la arquitectura existente y de destreza proyectual. La consecuencia es una malinterpretación de la arquitectura y una mala práctica de restauración; estas intervenciones sólo tienen los intereses comerciales de maximizar el área del edificio. Para evitar estas situaciones es necesario un marco teórico inicial y una rigurosa evaluación del edificio existente, su significado y su condición antes de ejecutar cualquier intervención. Esto es solo posible si el arquitecto y el resto del equipo tienen unas sólida formación y experiencia y trabajan en colaboración, siguiendo las indicaciones de los distintos expertos necesarios.
Los servicios de control del patrimonio arquitectónico- cuando existen – están desbordados en todos los países, con un volumen de proyectos demasiado grande respecto al personal encargado de valorarlos y controlarlos. Estos trabajos tendrían que ser mucho más valorados porque son fundamentales para conservar el patrimonio, pero también para mejorar la calidad del ambiente construido. Es necesario por parte de todos los responsables y actores de la restauración, un enfoque ético y riguroso. Aunque aceptamos que a veces es necesaria una reconstrucción parcial de edificios que han sufrido catástrofes como terremotos o incendios, y de los cuales existe información fidedigna de su estado anterior, estas intervenciones tienen que ser realizadas de forma crítica y científica, integrando al máximo los restos del edificio original y sin dejarse llevar por ninguna agenda turística, comercial o política. El hecho de que existan planos del proyecto edificio no significa que el edificio fuera construido de acuerdo a ellos, como en práctica sucede en casi todos los casos. En ningún momento una reconstrucción debe hacerse pasar por el edificio original, es importante presentar el edificio como lo que es, sin intentar engañar al público en un afán de atraer turistas.
Se debe siempre evaluar cómo las acciones de nuestra generación impactan sobre este patrimonio, y en qué condiciones éste se pasa a las siguientes generaciones. El patrimonio arquitectónico es sin duda fundamental para nuestra cultura y bienestar, pero no debe ser abusado con el solo fin de generar dinero, creando un turismo de masa que al final afecta negativamente al patrimonio. Es necesario, en vez de esto, promover acciones más adecuadas, como crear una industria de la restauración más sostenible, desde los trabajadores empleados en el edificio, hasta los científicos en los laboratorios, pasando por todas las otras profesiones implicadas en el mantenimiento y restauración de monumentos.
Tenemos también que mejorar la crítica sobre la restauración arquitectónica. En la revisión de los proyectos aquí discutidos, en muchas ocasiones, los textos publicados sobre las intervenciones no reflejan muy bien los detalles de las intervenciones: por qué se realizaron, quién las realizó y de qué manera. No creemos que esto sea el resultado de deshonestidad o falta de transparencia, sino de una separación de competencias que no ayuda al proyecto y al campo de la restauración. La teoría y la práctica tienen que ir juntas, y el arquitecto, como el profesional experto en edificios necesita liderar e integrar un equipo profesional multidisciplinar que pueda operar con autonomía.
Debemos destacar que el aspecto más importante es la educación de todos aquellos envueltos en proyectos de restauración y de toda la población para apreciar el patrimonio construido, que pertenece a todos y contribuye a nuestra calidad de vida. Además de la educación especializada, necesitamos educar ciudadanos libres y con pensamiento crítico, capaces de discernir. Muchas veces proyectos de reconstrucción se basan en la creencia de qué es lo que los visitantes esperan. Al contrario, es importante presentar los monumentos de la forma más adecuada posible, sin engaños sobre lo que es una reconstrucción, dando espacio a la imaginación, y a la educación para entender los monumentos.
Encontramos también en la descripción de proyectos demasiados términos, y poca claridad sobre lo que significan a la hora de intervenir. Un ejemplo es el uso indiscriminado de los términos anastilosis y reconstrucción: intervenciones claramente de reconstrucción vienen a veces incorrectamente presentados como anastilosis, siendo ésta específicamente una reintegración de elementos del edificio, usando sus partes originales.
La restauración arquitectónica es una parte integral de la arquitectura. Considerando estos proyectos que hemos discutido y estudiando la historia de la arquitectura, está claro que, para restaurar bien un edificio o un conjunto monumental, no es suficiente reparar sus elementos materiales, sino que es necesario un proyecto de calidad, que añada un nuevo estrato y ayude a la lectura del edificio y lugar existente. Para esto, debemos formar arquitectos en el conocimiento de la arquitectura histórica, que puedan usar el dibujo como instrumento, capaces de proyectar nueva arquitectura de calidad, y que puedan colaborar con otros profesionales de la restauración.
A la base de todo tiene que estar la voluntad política de promover ciertas acciones y proyectos y los fondos necesarios. Las mejores intervenciones en el patrimonio arquitectónico son aquellas en las que hay un enfoque cultural y científico, con una efectiva colaboración entre las distintas disciplinas, con expertos en cada una y decisiones basadas en aspectos culturales, científicos y en relación al tipo de edificio y contexto. Todo dentro de un marco de un proyecto arquitectónico de calidad realizado por arquitectos especialistas formados adecuadamente, que sepan también comunicar las razones de la restauración a un amplio público. Esto evitará la regresión en la que nos encontramos ahora, pero quizás requiera, como el título dice, borrón y cuenta nueva.
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