Revista Gremium

Carta Editorial G7

Luis Fernando Cabrera Castellanos
Editor in chief

CC BY-NC-ND

La arquitectura y con ello la ciudad, desde muy temprana edad se enfoca en atender en mayor medida la parte espiritual del ser humano y las necesidades materiales. Sólo son el pretexto para expresar sus consideraciones estéticas como parte de los simbolismos más relevantes de su espíritu, incluyendo en éstos la jerarquía social, el desarrollo técnico económico e incluso el poder.

La mayoría de las ciudades tienen una serie de edificaciones emblemáticas que les identifican, obras excepcionales que muestran y son el orgullo de sus habitantes. Pero que además de ser sus cartas de presentación, son los grandes referentes de su identidad.

Sin embargo, la amplitud de lo estético “de” y “en” la ciudad, en el último siglo, ha ampliado sus límites, integrando en su horizonte, tanto las imágenes y zonas históricas, los espacios abiertos, las adaptaciones e integraciones de ambientes naturales, así como una serie de aspectos y expresiones culturales intangibles.

Con ésta amplitud de lo estético, la reflexión, estudio y análisis -que va desde lo abstracto a lo concreto y de lo general a lo particular- de todo éste tipo de producción en las zonas urbanas, se torna necesario como parte de la preocupación por su conservación.

En esta permanente búsqueda de conocimiento y entendimiento de la construcción espiritual del hombre, sus productos son tamizados por los múltiples marcos teóricos con los que se ha fragmentado la realidad y en específico, la de la ciudad. Estos tamices implican también una variada cantidad de objetivos, desde los pragmáticos utilitarios hasta los más utópicos.

Posturas que parecen responder a lo que algunos investigadores consideran herencia del siglo XIX, en donde detectan la fundación de dos corrientes del pensamiento urbanista, por un lado la iluminista y por otro lado la romántica, con visiones muy diferentes sobre el entendimiento y manejo de la ciudad.

Pero aunque sus posturas se enfocan en aspectos diferentes y sus metodologías son en parte contradictorias, la experiencia muestra que se han entremezclado de tal forma que han adoptado posturas y fines comunes. Algunos autores consideran que esto es posible porque al final toda pretensión sobre el futuro de la ciudad y sus habitantes aterriza en una utopía.

Es decir, toda intervención o proyecto urbano pretende un fin ideal, tanto en lo material como en lo social y en ese sentido el conocimiento y lo acertado de él, aunque no garantiza la realización de los anhelos, puede proporcionar un mayor acercamiento a éstos.

Y dentro del proyecto urbano en abstracto, todo trabajo que implique el estudio de la parte estética de la ciudad, aunque matizado por juicios subjetivos de valor propios de su época, coadyuva a distinguir y entender las variadas aristas que el tema conlleva. Pero no sólo eso, pues además de servir como referencias al análisis teórico del tema, aportan claridad para la toma de decisiones que repercuten en la salvaguarda del carácter e identidad que la estética aporta a las ciudades. Preocupación que desde la Carta de Atenas fue expresada y que a lo largo del siglo XX, se rarifica en un sinnúmero de documentos de carácter internacional: entre las más reconocidos están las cartas de Venecia y de la Washington.

Como parte del espíritu de la revista Gremium, que es trabajar por la conservación del patrimonio urbano, tangible e intangible, en éste número presentamos desde diferentes puntos de vista el componente estético de la ciudad, con las consideraciones resultantes que ya no se pueden ignorar para su salvaguarda, conservación y restauración.

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